Existe un sentido de propósito reservado especialmente para las que transforman en confeti el polvo de su desierto.
Para mi amiga descubriendo música en sus cicatrices…
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Querida amiga,
Cada día confirmo que los desvíos del camino, los duelos vividos y transformados, los sueños rotos superados suelen ser milagros envueltos en papel periódico, gracia en rosales bordados de espinas, oportunidad vestida en harapos.
Salen a nuestro encuentro en diferentes escenarios, y pocos logran identificar su misión, abrazar su encomienda y rendirse ante la operación a corazón abierto que caracteriza su visita.
Le temen a la posibilidad de quedarse estancados en el valle pantanoso de las emociones incómodas; sin embargo, tú desarrollaste el coraje de rugir con determinación y valentía, aunque sentias que el mundo se desvanecía ante tus ojos.
Te negaste a quedarte postrada comiendo del polvo de tu miseria. Le informaste a tu alma que saldrían de esta batalla mejor, mucho mejor que antes de entrar en ella.
El solo hecho de haber tomado el control de tu diálogo interior y ajustar tus pensamientos en la trayectoria de tu victoria, comenzó a germinar en ti una perspectiva colorida, fresca y prometedora.
En la transición, experimentaste el poder del perdón, la trascendencia de la gracia divina, la relevancia de una fe imperfecta. Te despojaste de tu incesante deseo de complacer a otros mientras te olvidabas de ti misma.
En ese despertar, descubriste que amarte no solo era un acto de dignidad, sino de humildad. Reconocerlo te permitió ponerte en pie y construir una obra obra de arte con las piezas rotas del camino.
Al ritmo de tu propio baile, descubriste música en tus cicatrices.
Amor y Gracia
Sandy

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