viernes, marzo 21, 2025

UN CAFÉ CON SOLE


 

En el silencio sano, crezco y florezco.

 

 

Querida Sole,

Me hace mucha ilusión compartir contigo y decirte lo agradecida que estoy de haberme dado la oprtunidad de conocerte y abrir mi corazón a tus lindos tesoros.

Por mucho tiempo, el miedo a estar sola conmigo misma me enchinaba la piel; quedarme sumida en mis pensamientos, en mi ruidoso mundo interior, me hacía sentir como perdida en medio del mar. Sin embargo, eso no fue obstáculo para que me abrazaras con paciencia y compasión hasta ganarte mi amistad.

Aceptar la invitación a descansar en el amor de Dios y en su cuidado ha sido clave en mi despertar de conciencia, y eso lo aprendí a través de ti.  Al principio puse resistencia, pero su mirada desbordaba todo lo que mi corazón anhelaba, así que me acurruqué en el regazo de la Gracia Divina — favor gratuito e inmerecido, espacio seguro del alma que navega tormentas intensas e indeseadas.

 No ha sido un camino lineal; en varias ocasiones te he comentado sobre el paso de esas emociones despeínadas que llegan sin previo aviso, no obstante, siempre recuerdo tu valioso consejo: “Siente a todo color, sin culpas ni juicios. Baila bolero con tu respiración y expresa afirmaciones que hagan sonreir a tu alma”.

Ay, amiga, cuánto agradezco tus enseñanzas; tomarme el café por las mañanas se ha convertido en un momento de calma y crecimiento. Respirar de manera profunda y consciente, saberme cuidada por Dios, practicar la gratitud mientras saboreo cada sorbito, simplemente no tiene precio.

Gracias, amiga Soledad.

_________________

Amor y gracia,

Sandy