Siente lo que sientes, acepta tu vulnerabilidad como parte de tu proceso de transformación.
Para tí, linda amiga,
con el corazón cansado…
Pasa adelante: la mesa está servida, el café recién colado. Tú eres la
invitada de honor.
No hace falta que hagas, solo que seas. No se requiere agenda, lista de
cosas por hacer ni marcas de cotejo. Tu presencia es suficiente.
Respira, respira, consciente y despacio. Sonríe y abraza el regalo de este
preciso instante.
Mientras más complejos sean tus garabatos mentales y emocionales, mayor
comprensión encontrarán tus silencios, tus nudos, tus puntos suspensivos.
La honestidad en tu vulnerabilidad es valorada como máxima expresión de fortaleza. En tu
fragilidad, la mano dulce y soberana se manifiesta en ti a través de amor
incondicional —suaves susurros de gracia que transforman tu rompezabezas en
puente de bendición y transformación—.
Mientras te permites sentir a todo color, respeta tus ritmos y recuerda que no necesitas florecer todo el tiempo. Reconciliarnos con esa realidad nos libera y nos calma.
La mesa está servida, el café recién colado. Tú eres la invitada de honor.
Las mismas manos que crearon el universo sostienen las tuyas, enjugan tus
lágrimas, te visten de paz y plenitud. El mismo Dios que bordó el firmamento
con la dulce melodía de su voz, te invita a descansar tu alma en la seguridad de
su fidelidad.
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Amor y Gracia,
Sandy