Merezco hacer una pausa, mirar el camino recorrido y aplaudirme por las pruebas superadas en el anonimato, por las lágrimas derramadas en silencio, mientras esperaba el paso de la tormenta.
Palabras honestas de una mujer en su camino de transformación:
Estoy aprendiendo a reconstruirme en silencio, desde la simpatia de una mirada llena de amor, con guantes de
gracia y chal de comprensión.Voy aceptando, voy llorando, voy avanzando.
Un día saboreo los dulces algodones del arcoiris, otro día siento que me
hundo en las grietas secas del suelo donde he sido plantada. Zigzags del camino,
tan incómodos y necesarios; portadores de valiosas encomiendas, gimnasio del
alma decidida a volar.
Estoy sanando, estoy creciendo, estoy floreciendo. Quizás no esté
ocurriendo a la velocidad que en algún momento me hubiera gustado, sin embargo,
estoy agradecida por las lágrimas, por los momentos de soledad, por las
emociones despeínadas, por sentirme muchas veces incomprendida e invalidada, y
veinte mil cosas más.
Estoy aprendiendo a reconstruirme en silencio, abrazando la compleja flora
que habita mi jardín —honrando sus ritmos, respetando la perfección en sus
tiempos—. Con intención y urgencia de bienestar, me he convertido en detective
de lo que hace sonreír a mi alma, vigilante de aquello que me arruga y marchita;
de la mano de Dios voy armando el solemne rompezabezas de mi identidad, transitando
el camino hacia mí.
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Amor y gracia,
Sandy