Y me dije a mí misma con un poco de rabia y la voz entrecortada: No te olvides de tí.
Una carta de mí para mí, desde el amor y la honestidad:
Res-pi-ra.
No es egoísta escuchar con amor el diálogo de tus emociones, validar tus sentimientos
y expresar con claridad cómo te sientes, no para demandar empatía en otros,
sino para encontrar dirección en tu interior.
Puedes cambiar de opinión, cuestionar patrones de creencias que te han
acompañado desde antaño —ocupando espacio innecesario, robándote la energía y
la paz que necesitas para continuar tu radiante camino de transformación.
Puedes construir tu vida desde el amor y la abundancia en Dios, no desde el
miedo y la escasez. Abraza y crece en la verdad de que Dios te ama, Dios te
sonríe y a Dios le place ver florecer los sueños y proyectos esculpidos especialmente
para tí.
Eres libre de decir “no” sin dar tantas explicaciones. No es tarea fácil,
sin embargo, ese paso de valentía ahorrará muchos dolores de cabeza futuros. Ya no estás para entretener conversaciones ni actividades que van en vía
contraría a tu bienestar emocional y espiritual; no estás en esa nota.
Es cierto que no estás donde quisieras, pero tampoco estás donde estuviste.
Cada pasito de fe ha contado a tu favor. Dáte un chapuzón de paciencia, tómate
un café con lo que hace sonreír a tu alma, y no te olvides de tí.
Amor y gracia
Sandy