viernes, diciembre 13, 2024

¡Y SE ENAMORÓ DEL CAMINO!


No subestimes el poder en las pisadas de fe de una mujer vulnerable decidida a levantarse.

 

Ella entendió que no existe una varita mágica para hacer desaparecer las heridas propias de la vida, aunque le costó tiempo llegar a tal realización. Por momentos pensó que estaba destinada a vivir con su deshonrosa carga interna —esa que pocos comprenden, nadie nota y muchos critican.

Sin embargo, en el epicentro de su oscuridad se coló un dulce rayito de esperanza, un suave susurro, una brisita fresca invitándola a descansar en una verdad superior que la que rodeaba su vida. Y ella se atrevió a creer.

Un paso de fe que desató la furia de sus razonamientos y dudas, pero a medida que cada día se enfocaba en cultivar su mejor versión y en la acogedora melodía de amor que acariciaba su alma —consciente de su vulnerabilidad—,  descubrió que cada pisada alumbraba la siguiente, y comenzó a sentirse mejor.

Entendió que a veces hay que perderse para encontrar el camino, llorar para aprender a sonreír, caerse para levantarse con más ganas, pero, sobre todo, descansar la mente y el corazón en la mano soberana que abraza nuestra historia con gracia y propósito. Continuó sintiéndose mucho mejor.

La transformación ha sido lenta y continúa siéndolo, ese detalle parece importarle poco. Hizo amistad con la paciencia, en su huerto cultiva amor propio y gracia.

Encuentra descanso en los brazos del arquitecto de su destino, aprende a descubrir apendizajes en lo incómodo y gris, es feliz con las notas armónicas entre lo que siente, lo que hace y lo que mira al espejo. Se enamoró del proceso, se enamoró del camino.

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Amor y Gracia,

Sandy