Existe una voz superior, un suave susurro que acaricia mi alma y me invita al descanso.
Para mi amiga aprendiendo a recibir el abrazo del silencio:
La mesa está servida, el café recién colado, tú eres la invitada de honor.
No hace falta que hagas, sólo que seas. No se requiere agenda, lista de
cosas por hacer ni marcas de cotejo. Tu presencia es suficiente.
Mientras más complejos sean tus garabatos mentales y emocionales, mayor
comprensión encontrarán tus silencios, tus lágrimas, tus puntos suspensivos.
La honestidad en tu vulnerabilidad es valorada como máxima expresión de coraje. En tu fragilidad,
la fortaleza divina se manifiesta sobre tí a través de amor incondicional
—susurros de gracia que transforman las piezas rotas de tu historia en
lumbreras que iluminan nuevos comienzos—.
La mesa está servida, el café recién colado. Tú eres la invitada de honor.
Las mismas manos que crearon el universo sostienen las tuyas, enjugan tus
lágrimas, te visten de paz y plenitud. El mismo Dios que bordó el firmamento
con la dulce melodía de su voz, te invita a descansar en la seguridad de su
fidelidad.
____________
Amor y Gracia,
Sandy