Hablar con Dios no es cuestión de fórmulas, sino de honestidad, así no se articule palabra alguna.
Querido Jesús,
Ya puse mi árbol, decoré la casa para celebrar tu cumpleaños, lo hice con
mucho amor, sé que es de tu agrado, aunque soy consciente de que estás más
interesado en lo que ocurre en mi casita interior.
Te confieso que esta época del año despierta sentimientos encontrados, algo
así como un batido de nostalgia con crema de ilusión. Ofrendarte este dilema me permite descansar
en tu regazo y descubrir tesoros que solo pueden ser encontrados en tu
compañía.
Anhelo significado, anhelo paz, anhelo percibir espiritualmente el milagro de la Navidad. Es por eso que quiero
que seas el invitado de honor en mi corazón.
Dame sabiduría para no ocupar mi agenda en actividades que me ocupen
momentáneamente, roben mi energía y me hagan comenzar el nuevo año con el mismo
arrugón en el alma.
Serena mis pasos, susurra afirmaciones que calmen mi ansiedad, me anclen en
el ahora, me inviten a degustar el
encanto de la temporada.
Dame ojos para ver tu mano en la belleza de lo sencillo, oídos para
escuchar la música del silencio, ilusión para mantener el enfoque en lo
verdaderamente importante —tu presencia-.
Querido Jesús, pasa adelante, eres bienvenido. Mi casa es tu casa.
Amén
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Amor y Gracia
Sandy