Existen palabras que abrazan con amor, calman la ansiedad y devuelven sonrisas.
Cinco flores
hermosas que me fueron dadas de un jardín honesto, amoroso y rebosante de fe. En
ese instante no entendí la trascendencia del regalo que tenía entre mis manos,
pero no tenía dudas de que se trataba de un obsequio perfecto para la ocasión.
Mi corazón se
debatía entre la preocupación y la posibilidad de un desenlace feliz, sin
embargo, no articulé mi dilema. Ya había orado y, aunque estaba en un lugar
filoso e incómodo, me convenía esperar con la mejor actitud posible. Fácil
decirlo, más no vivirlo.
Entre sonrisas , sorbos
de café y conversaciones orgánicas, se coló una composición de cinco palabras
con olor a calma y frescura. Un abrazo de serenidad que regala una ruta más
amable y menos transitada. Una perspectiva dulce y poderosa que hoy te comparto
para que tú también degustes su esencia e intercambies tu disonancia por su abundante
armonía y paz:
Todo está en orden
divino.
Piensa en estas
palabras y saboréalas con lentitud y corazón agradecido.
Amor y gracia,
Sandy