En la tranquilidad de mis pensamientos, el pincel de la esperanza dibuja paisajes que solo pueden percibirse con los ojos del alma.
Para mi amiga aceptando la invitación del silencio y la calma.
Querida amiga,
Muchas personas temen quedarse a solas con sus
pensamientos, les asusta escuchar su diálogo interior. Probablemente nunca han
escuchado el timbre de su voz, su dialecto, sus temas favoritos. Prefieren
refugiarse bajo la endeble sombra de la productividad y agendas cargadas.
Alimentan su ego con caviar y de huesos secos a su espíritu. Sin embargo, tú
has elegido el camino menos transitado, el más pantanoso, el más difícil de
conquistar, el que te hace sentir plena y te ancla en el presente. Te felicito.
Fundes tu atención con el ritmo que marca tu respiración, los latidos de tu
corazón se unen en perfecta armonía.
Un bullicio proveniente de diferentes direcciones pelea
por llamar tu atención, desde las responsabilidades pendientes del día, hasta
los dilemas inconclusos de la vida; desde la voz de la culpa buscando un papel
protagónico, hasta el recuerdo de la ropa que necesitas mover a la secadora. Un
tornado de distracciones invisible a los demás. Quizás esa sea la razón por la
que muchos evitan citas con el silencio. No obstante, tu anhelo por claridad
prevalece.
Abrazas la fortaleza que cohabita con tu fragilidad,
consciente de tu poder de elección, hambrienta de disfrutar las bendiciones del
momento presente. Vistes tu mente de gala. Creas un espacio de quietud, enfocas
tu atención en esa voz superior, en ese suave susurro que acaricia tu alma y te
invita al descanso. Lo que una vez consideraste un incómodo lugar, hoy se ha
transformado en un jardín de refugio y paz. Te has permitido florecer. Admiro tu disciplina y determinación.
Amor y gracia,
Sandy