La verdadera transformación ocurre en el proceso.
Para mi amiga que a
veces lee cosas que, en vez de ayudarla, la hacen sentir peor…
Permíteme compartirte
una frase que con frecuencia la encontramos publicada en diferentes variaciones
y formatos y, aunque a grandes rasgos el núcleo de su mensaje encierra una
verdad, algunas pudiéramos interpretarla como un “todo o nada”, generando un
tsunami de emociones, principalmente en estaciones de vulnerabilidad:
“No puedes avanzar
hasta que sanes las heridas del pasado”.
En nombre de todas
las mujeres que en algún momento hemos leído esta frase y nos sentimos estancadas
en nuestro dilema, porque hay heridas que toman más tiempo que otras en cicatrizar, les comparto esta reflexión:
La sanidad emocional
no es un evento de un día. Es un proceso que requiere tiempo, paciencia,
determinación, amor propio, pero, sobre todo, mucha gracia.
No hay una línea de
tiempo específica que aplica a todo el mundo ni Dios anda apurado exigiéndonos
más de lo que podemos manejar. En sus manos, nuestras heridas son tratadas con
mucho amor y respeto. Velando siempre nuestra dignidad e integridad. Recuérdalo
siempre.
Si cambiamos el “hasta que” por un “a medida
que”, nos abrimos a la transformación propia de la transición. De igual
manera, si integramos lo que conocemos en gramática como gerundio, tanto al
verbo sanar como al verbo avanzar, la verdad de la frase se eleva drásticamente.
No nos estanca en nuestra disyuntiva, sino que somos invitadas a celebrar nuestra
sanidad de manera consiente y progresiva.
Sanando = Estoy
sanando = Proceso
Avanzando = Estoy
avanzando = Proceso
Voy sanando, voy
avanzando, voy celebrando cada pasito… un día a la vez. Porque a medida que
sanas, avanzas.
“Vas delante y detrás
de mí, pones tu mano de bendición sobre mi cabeza”.
- Salmo 139:5 (NTV)
Amor y gracia,
Sandy