Cuando mis
emociones no cooperan, medito en lo que creo, no en lo que siento… un poquito
de paciencia, otro poquito de perseverancia.
Para mi amiga con las emociones patas arriba…
Tienes permiso
de sentir,
de validar tus
emociones,
de desenredar
tus garabatos internos,
de platicar con
tus dilemas,
de cuestionar su
punto de origen.
Tienes permiso
de llorar,
Sí, de llorar.
Sin dar
explicaciones válidas,
sin esperar
empatía en otros.
Simplemente
llorar.
Permiso de
abrazar tu vulnerabilidad,
de saltar de
espalda al vacío
como quien se da
por vencido.
De sonreírle a
la fe,
y dejar que ella
alumbre el camino.
Permiso de
creer,
de apostarlo
todo a Dios,
de llorar
amargamente en su regazo,
de perderte en
su mirada,
de renacer en su
descanso.
Tienes permiso
de bailar,
bailar al compás
de su amor,
al ritmo de tus
aflicciones,
en perfecta
armonía
con su gracia y
tu desierto.
Tienes permiso
de reír,
de contar tu
historia con sabor agridulce,
de mirar tus
pisadas con gratitud,
de celebrar la fidelidad de Dios en tu vida.