“No desentierres en duda lo que sembraste en fe”
- Elisabeth Elliot
Creer es
recibir.
¿Qué promesa ha
sembrado Dios en el jardín de tu corazón específicamente para esta temporada en
tu vida?
No te sorprendas
si vientos confusos de duda y temor luchan de manera activa por ahogar tu
semilla de fe, es más, creo que nos hace bien hacer las paces con ese panorama,
ya que la lógica humana camina en vía contraria a la soberanía divina.
Pero ¿cómo
manejamos esos sentimientos tipo zigzag que llegan sin pedir permiso? Lo
primero es, descansar en la seguridad de que Jesús entiende nuestra
vulnerabilidad. No, no estamos solas en este dilema, su amor calma nuestra
ansiedad.
Lo segundo sería,
no brindarle galletas ni café a esos pensamientos que nos apartan de nuestro
núcleo de paz. Podemos estar conscientes de que están ahí, y al mismo tiempo
tomar la valiente decisión de anclar nuestro enfoque en la autoridad suprema
que diseña nuestro destino —descansando en su compañía, meditando en sus
palabras de gracia y afirmación, dibujando en el lienzo de nuestra imaginación
el cumplimiento de sus promesas en nosotras.
Abraham se
convirtió en padre de multitudes a pesar de tener cien años y una esposa
estéril de noventa; aun cuando no había motivos para tener esperanza, reposó su
corazón en la promesa que Dios le había dado.
Amiga, no
pierdas la esperanza en tu proceso de transición, recuerda que tus sentimientos
siguen tus pasos de fe. Sí, llegarán pensamientos desalentadores. Sí, nos
abrazarán sentimientos no deseados, pero Dios es superior a todo eso y nos
invita a descansar en su habilidad.
La fe no es una
negación de la realidad, sino la afirmación de lo que Dios puede hacer en medio
de ella. Descansa tu corazón en esta verdad… poco a poco, un día a la vez o
unos cuantos minutos a la vez.
Amor y gracia,
Sandy