Nada como procesar nuestras emociones en la presencia de Dios.
¿Cuántas veces has deseado comenzar un diario de
oración y has dejado escapar la idea por aquello de que suena complicado?
Permíteme invitarte a darle una nueva oportunidad a
esta maravillosa iniciativa a través de la Lectio Divina o Lectura Divina, una
antigua práctica monástica que sigue manteniendo su esencia, frescura y
efectividad.
Aunque su origen
era desconocido para mi hasta hace poco, llevo más de una década practicándola
por pura intuición, sin embargo, en la actualidad lo hago de manera consciente,
intencional y disciplinada. ¿Has escuchado hablar sobre ella?
Más que una práctica es una manera sencilla y
orgánica de conversar con Dios a través de su Palabra.
Son cuatro los puntos que componen la Lectio Divina:
1. Lee
2. Medita
3. Ora
4. Contempla
Lee: lee lentamente el pasaje bíblico seleccionado.
Sugiero un
pasaje de la Biblia que se adapte a las circunstancias presentes que rodean tu
vida. Por ejemplo: Si te sientes ansiosa o triste, elige versos basados en la
realidad de tus sentimientos. Puedes usar la concordancia en tu Biblia, pero si
eres más visual, en Pinterest puedes encontrar con facilidad fotos y listados
de versículos de acuerdo a tu necesidad.
Medita:
Reflexiona en lo leído. Saboréalo.
¿Qué
Dios me está
diciendo mediante su Palabra?
¿Qué verdad debo hacer mía y crecer a través de ella?
¿Qué sentimientos despiertan en mí el pasaje leído?
Ora: Habla con Dios
Plasma en tu
libreta o diario de oración tus sentimientos, sin juzgarte, con la seguridad de
que eres amada, escuchada y entendida. Puedes escribir sobre las cosas por las
que estás agradecida o sobre esos garabatos internos que roban tu sonrisa.
Recuerda, no necesitas
impresionar a nadie con tu elocuencia y perfección. La sinceridad y
transparencia de tu corazón es suficiente, así sea una sola palabra. Dios entiende
tus nudos internos y te escucha con amor y empatía.
Contempla:
Descansa en su compañía.
Confiar en Jesús
es una posición de poder. Es rendir ante su soberanía las cargas que roban tu
paz y arrugan tu alma, con la completa seguridad de que sus promesas están muy por
encima de las eventualidades que te rodean. No olvides que, su poder se hace
fuerte en tu debilidad
1. Lee
2. Medita
3. Ora
4. Contempla
¿Qué
te parece? ¿Te animas a comenzar tu propio diario de oración?
Escribir sana,
enfoca y relaja; pero, sobre todo, narra la historia de los milagros que Dios
hace diariamente en nuestras vidas.
Es mi deseo que
esta invitación a saborear las Escrituras mediante la riqueza de la Lectio Divina
te acerque más a tu creador y fortalezca tus pasos de fe.
“Señor, escucha
mi voz por la mañana; cada mañana llevo a ti mis peticiones y quedo a la
espera”. – Salmo 5:3 (NTV)
Amor y gracia
Sandy