viernes, septiembre 09, 2022

AFIRMACIÓN PARA EL ALMA EN TRANSICIÓN

 

Y me dije a mí misma con un poco de rabia y la voz entrecortada: no te olvides de ti. 

 


Conversando conmigo misma desde el amor y la honestidad…

No es egoísta escuchar con amor el diálogo de mis emociones, validar mis sentimientos y expresar con claridad cómo me siento; no para demandar empatía en otros, sino para encontrar lucidez en mi interior. Me hace bien.

Puedo cambiar de opinión, puedo cuestionar patrones de creencias que me han acompañado desde pequeña y que ya no encajan conmigo. Puedo construir mi vida desde el amor y la abundancia en Dios, no desde el miedo y la escasez. Sí, puedo comprarme esa cartera y ese par de zapatos que tanto me gustan, sin sentir culpabilidad por ello. Consentirme no es pecado, es amor propio.

Soy libre de decir “no” sin dar tantas explicaciones. No es tarea fácil, sin embargo, ese paso de valentía me ahorra muchos dolores de cabeza. Cuando digo “no” a algo que no añade valor a vida, le digo “si” a todo lo demás que hace sonreír mi alma.

Mis alas emprenden su vuelo cuando quiebro el molde de las imposiciones sociales, familiares y personales y conecto con mi ser auténtico —ese que encuentra felicidad en la belleza de lo cotidiano y que jamás pierde la esperanza de ver la realización de sus sueños, de crecer, de mejorar cada día.

Vivo lejos de pretensiones y comparaciones estériles que roban mi paz y creatividad. Sí, soy consciente de mis debilidades, pero también soy consciente de mis fortalezas y los rasgos positivos que adornan mi personalidad. Soy humana, imperfectamente perfecta.

Me amo, me hablo con cariño, me trato con respeto y pienso bien de míno desde el egocentrismo, sino desde la gratitud, por el amor  incondicional de Dios y la gracia con la que me abraza cada día. 

Recibo esta verdad y la cultivo en el jardín de mi corazón.

“Está vestida de fortaleza y dignidad, y se ríe sin temor al futuro”.

 – Proverbios 31:25 (NTV)

Amor y gracia

Sandy