La gracia de Dios florece a través de mis debilidades, no de mis fortalezas.
Existe
belleza en los lugares rotos de tu corazón.
No te disculpes
por tus sentimientos, por tener la valentía de seguir adelante a pesar de
sentirte intimidada por las luchas que rodean tu vida de fe. Por
aferrarte a las promesas de Dios, al mismo tiempo que tu alrededor parece
derrumbarse. Por diariamente hacerle guerra a esos pensamientos cargados de
desánimo y derrota.
La oposición que tienes frente a ti es una clara
indicación de que vas por el camino correcto.
¿Quién dijo que
la transformación ocurre de manera linear? Sería maravilloso, pero no es la
realidad. La sanidad
emocional no es un evento de un día, sino la suma de pequeños y temblorosos
pasitos de fe, un día a la vez.
Nos hace
bien recordar que, Jesús no pretende perfección de nosotras. Llegó a nuestro mundo a través de un árbol
genealógico de personas imperfectas, para así identificarse con nuestras
debilidades, con nuestras frustraciones, con nuestros miedos.
Caminó nuestras
calles, se sentó en nuestras mesas, escuchó nuestros silencios, secó nuestras
lágrimas, sanó nuestras heridas.
Amiga, puede que no estés donde quisieras estar; quizás tus
heridas han tardado más de lo que pensaste en cicatrizar, pero de una cosa
estoy segura: no estás sola, cada lágrima es tomada en cuenta, estás en el
camino correcto.
Jesús está
contigo en cada parte del proceso. Los rincones dolorosos de tu corazón encuentran sanidad en su toque
amoroso, en su mirada comprensiva, en su costumbre de hacer obras de arte con
nuestras cenizas.
Y, cuando
pensamos que nada está pasando, que estamos estancadas y que Dios se ha
olvidado de nosotras, es cuando más cerca estamos de ver los frutos de cada
paso de fe.
No te
desesperes, es normal que duela. Para sanar hay que sentir. Estás sanando,
estás creciendo, estás avanzando.
Jesús está
contigo.
“El Señor es mi
roca, mi fortaleza y mi salvador; mi Dios es mi roca, en quien encuentro
protección. Él es mi escudo, el poder que me salva y mi lugar seguro”. – Salmo 18:2
(NTV)
Amor y gracia,
Sandy