viernes, julio 01, 2022

CAFÉ, FLORES Y UNA ORACIÓN




No son las palabras perfectas, sino la sencillez de un corazón honesto.

 

 

Para aliviar esos rinconcitos que aún siguen doliendo…

Jesús, gracias por el regalo de tu presencia, por escuchar con compasión mis silencios, por bordar mis heridas con hilo de gracia.

Eres paciente, tu dulce mirada desarma mis argumentos, aligeras mi carga, me abrigas con tu paz. Este dulce momento es bálsamo a mi mente, quietud a mis emociones; la armonía de tu amor trae sanidad, inspiración y consuelo.

Conoces todo sobre mí, sin embargo, no me juzgas ni me avergüenzas, al contrario, con susurros firmes y tiernos me vistes de dignidad —me enseñas a amarme a mí misma, a valorar las cualidades que adornan mi personalidad, y aprender a no disculparme por ellas… gracias por cultivar en mí el autocuidado y el autorrespeto.

Tu sonrisa extermina mis miedos e inquietudes. Me invitas a descansar en la riqueza de tu compañía, a intercambiar mis limitaciones por tu sobreabundancia, mi imposibilidad por tus riquezas.

Rebosas mi alma de felicidad, transformas mi perspectiva pintando el lienzo de mi imaginación con el pincel de tu gracia y las acuarelas de tus promesas. Me recuerdas que, el bien y la misericordia siempre me acompañan en el camino.

Jesús, gracias por amarme, por cuidar mi integridad, por validar mis sentimientos.

Amén

“Me llevó a la casa del banquete, y su bandera sobre mí fue amor”.

- Cantares 2:4 

Amor y gracia,

Sandy