viernes, abril 29, 2022

LIMONADA FRESCA PARA CORAZONES EN TRANSICIÓN

 

“No es mi habilidad, sino mi respuesta a la habilidad de Dios lo que cuenta”. – Corrie Ten Boom

 

Creer es recibir.

¿Qué promesa ha sembrado Dios en el jardín de tu corazón específicamente para esta temporada en tu vida?

No te sorprendas si vientos confusos de duda y temor luchan de manera activa por ahogar tu semilla de fe, es más, creo que nos hace bien hacer las paces con ese panorama, ya que la lógica humana camina en vía contraria a la soberanía divina.

Pero ¿cómo manejamos esos sentimientos tipo zigzag que llegan sin pedir permiso? Lo primero es reconocer que no estamos solas —Jesús entiende nuestra vulnerabilidad, su amor calma nuestra ansiedad.

Lo segundo sería, no brindarle galletas ni café a esos pensamientos que nos apartan de nuestro núcleo de paz. Podemos estar conscientes de que están ahí, y al mismo tiempo tomar la valiente decisión de anclar nuestro enfoque en Jesús: creyendo en él, recibiendo de él, descansando en él.

 ¿Cómo Abraham se convirtió en padre de multitudes a pesar de tener cien años y una esposa estéril de noventa? Creyendo —aun cuando no había motivos para tener esperanza, siguió teniendo esperanza en la promesa que Dios le había dado.

Amiga querida, no pierdas la esperanza en tu proceso de transición, recuerda que tus sentimientos siguen tus pasos de fe, y tus pasos de fe siguen lo que Jesús te ha prometido. Él es fiel a sus promesas y puedes construir tu vida en la seguridad inconmovible de su palabra.

Sí, llegarán pensamientos desalentadores. Sí, nos abrazarán sentimientos no deseados, pero Dios es superior a todo eso y nos invita a descansar en su habilidad.

La fe no es una negación de la realidad, sino la afirmación de lo que Dios puede hacer en medio de ella.

Descansa tu corazón en esta verdad, poco a poco, un día a la vez o unos cuantos minutos a la vez.

“Y la fe de Abraham no se debilitó a pesar de que él reconocía que, por tener unos cien años, su cuerpo ya estaba muy anciano para tener hijos, igual que el vientre de Sara.

 Abraham siempre creyó la promesa de Dios sin vacilar. De hecho, su fe se fortaleció aún más y así le dio gloria a Dios. Abraham estaba plenamente convencido de que Dios es poderoso para cumplir todo lo que promete”. 

– Romanos 4:19-21 (NTV)

Amor y Gracia,

Sandy