A veces llorona, a veces alegre, a veces ansiosa, a veces todo al mismo tiempo.
Para mi amiga
que se siente estancada en el camino…
No te compares.
Quiérete. Regálate un abrazo.
Ten paciencia contigo misma.
Invita al silencio a tomar un café.
En ese momento sagrado, recuerda que Dios siempre te
ha llevado a puerto seguro, y esta no será la excepción.
Conversa con tus emociones el lenguaje de la fe, háblales
a tus montañas de las hazañas que Dios ha hecho en tu vida.
Porque de la misma manera que la semilla no florece el
mismo día que es plantada, nosotras necesitamos honrar el proceso de transición
que nos invita a esperar con un corazón paciente y confiado.
No siempre es fácil, por lo general no lo es, pero a
medida que aprendemos a soltar y a descansar en Dios, descubrimos que es
precisamente en el trayecto donde recibimos la sustancia de lo anhelado.
No te sorprendas si concluyes que no estás estancada,
sino que estás echando raíces.
Estás en el lugar correcto.
“Por sus rostros correrán lágrimas de alegría, y con
mucho cuidado los guiaré a casa. Caminarán junto a arroyos quietos
y por
caminos llanos donde no tropezarán”.
–Jeremías 31:9 (NTV)
Amor y gracia,
Sandy