viernes, septiembre 03, 2021

SIENTE LO QUE SIENTES


 

Existen dos tipos de victoria: la que todos ven y aplauden, y la que se logra privadamente a los pies de Jesús.

 


Orar es bailar con la esperanza.

En ocasiones, acariciar las promesas de Dios con una fe imperfecta —con más peguntas que respuestas; con más susto que confianza; con menos palabras y más lágrimas.

Sin embargo, Jesús no juzga mi humanidad ni me haces sentir inadecuada.

Me escucha pacientemente. Me invita a dejar las pretensiones, a ofrendarle los rinconcitos más vulnerables de mi corazón —los que nadie comprende, los que de solo pensarlos se me hace un nudito en la garganta y comienzo a llorar.

 Siempre me trata con dignidad y misericordia.

No necesito un repertorio de palabras espirituales para ganarme su atención. Puedo llorar amargamente en su regazo, sin filtros ni libretos. Con total transparencia, sin temor al rechazo.

Me cubre con su amor. Me abraza con su gracia.

Cubre mi desnudez.

Cose mis heridas con misericordia.

No invalida mis sentimientos, haciéndome sentir que no debo sentir lo que siento. Me escucha pacientemente y tratas mis heridas con amor, gracia y respeto.

Soy escuchada, entendida y amada.

“«¡Ay, si tú me bendijeras y extendieras mi territorio! ¡Te ruego que estés conmigo en todo lo que haga, y líbrame de toda dificultad que me cause dolor!»; y Dios le concedió lo que pidió” – 1 Crónicas 4: 10 (NTV)

Amor y gracia,

Sandy