Sin embargo, la realidad de mis emociones jamás debería poner en tela de Juicio el amor de Dios ni la fidelidad de sus promesas.
Sé que a veces
sientes que tus sueños parecen inalcanzables.
Sé que a veces
cuestionas tus talentos y sientes que no tienes mucho que ofrecer.
Sé que a veces
te comparas con personas menos capacitadas que tú y te preguntas por qué han
alcanzado sus metas y tú no.
Sé que a veces
miras al futuro con un poco de temor y te invaden escenarios que asaltan tu
confianza y encadenan tus pensamientos en un círculo vicioso de ansiedad y
desesperanza.
¿Qué te digo? Yo
también me he sentido igual, y muchísimo más ahora en medio de esta bendita
pandemia que ha llegado a cambiarnos la coreografía de vida a todos.
¡Está de madre!
Ya casi vamos para dos años en este maratón.
Yo creo que se
trata de sentir lo que sentimos, y al mismo tiempo, poner nuestra fe en la
superioridad y soberanía de Dios.
En la medida que
conversamos honestamente con Dios de nuestros nudos mentales y emocionales, a
través de la oración, y meditamos en la seguridad de sus promesas, no sólo nos
vamos a sentir mejor, sino que también, vamos a desarrollar resiliencia,
confianza y sentido de dirección.
Poco a poco… un
día a la vez, aunque sintamos que nada está cambiando. Recuerda que, el mismo
día que se siembra la semilla, no es el mismo día que crece y florece; hay un
periodo necesario de transición.
Y, precisamente
en ese tiempo de espera debes recordar que, te mereces correr a los brazos de
Jesús y refugiarte en la seguridad de su presencia.
Te mereces
desahogar tus frustraciones y llorar en su regazo sin dar explicaciones. Él
entiende.
Te mereces
expresar abiertamente la fragilidad de tus emociones y abrazar con gratitud y
humildad su consuelo, su comprensión y su amor incondicional.
No estás sola.
Jesús está contigo. Exprésale sin timidez tus garabatos
internos. Él honra tu honestidad.
Es cierto que a
veces te sientes en un laberinto, pero también es cierto que, mereces saber que
eres amada, valiosa, aprobada, entendida y acompañada en todo momento por Dios
—creador de la tierra, del cielo, del universo, de todo, todo, todo.
Sí, te lo
mereces.
“¡Sé fuerte y
valiente! No tengas miedo ni te desanimes, porque el Señor tu Dios está contigo
dondequiera que vayas”». -Josué 1:9 ( NTV)
Amor y gracia
Sandy