Tres cosas la mantienen de pie: Su gracia, Su presencia y el poder de la oración.
Al final, el amor y la fidelidad de Dios
siempre nos hacen salir adelante.
Podemos marinar nuestros pensamientos en
esta gran verdad, aunque nuestras circunstancias estén patas arriba y nos
sintamos ¡blah!
Jesús entiende. Él no es ajeno a nuestra
humanidad, ni nos exige más de lo que podemos hacer.
Caminar en fe no es negar nuestros
sentimientos. Es creer que Dios está diciendo la verdad, aunque nuestras
emociones insistan en pintar el peor escenario.
¿Sientes que lo que Dios te ha prometido parece ahogarse en el mar de hechos visibles?
No te rindas. Pedalea con la
seguridad de que Dios siempre cumple sus promesas. Sus planes superan los
nuestros, para él no hay nada imposible.
¿Sientes que la ansiedad consume tu esperanza?
Amiga, no estás sola en este sentir. Hay circunstancias que nos
ponen a comer polvo, sin embargo, la bondad y la gracia de Dios siempre nos
llevan a puerto seguro… sigue pedaleando en fe, vas en la dirección correcta.
En medio de este dilema debemos tener
presente que Dios nos ha dado la capacidad de elección, es decir que, no todo
lo que vuela sobre mi cabeza está obligado a aterrizar en ella, y no todo lo
que siento debe dictar mis acciones.
Yo sé, no es tarea fácil, pero Jesús ha
prometido estar con nosotras y sostenernos en cada parte del proceso. Cada
pasito de fe cuenta, aunque sean pasitos imperfectos de fe.
Y precisamente en ese proceso de
transición donde hemos decidido creerle a Dios por encima de la montaña rusa
que experimentamos en nuestro interior, nos hace bien meditar, confesar y
actuar en estas tres verdades:
• Dios
es amor.
• Dios
me ama.
• Su
gracia es suficiente.
¡A pedalear se ha dicho!
Reposadas en
Jesús, seguras en sus promesas, conscientes de su favor.
Poco a poco… paso a paso… un día a la vez.
Aquí no importa la velocidad, sino la
dirección.
“Con paciencia esperé que el Señor me
ayudara, y él se fijó en mí y oyó mi clamor.
Me sacó del foso de desesperación, del lodo y del fango. Puso mis pies
sobre suelo firme y a medida que yo caminaba, me estabilizó” – Salmo 40: 1-2
(NTV)
Amor y gracia.
Sandy