“Cuando los hechos no estén a tu favor, no permitas que los hechos cancelen tu fe”.
– Tony Evans
Caminar en
fe no significa no tener dudas o sentimientos encontrados, sino tomar la
decisión de creerle a Dios, aunque todo parezca estar en tu contra.
Cada vez que decidimos tomar posesión de las
promesas de Dios, nuestros pensamientos parecen transformarse en una zona de Guerra,
nuestras emociones son bombardeadas con todo tipo de argumentos, haciendo todo
lo posible por perpetuar nuestra miseria.
A tal punto, que sus insinuaciones poseen
tanta lógica que harán todo lo posible por distraernos y abortar nuestra fe. No
te desanimes, al contrario, mientras más rápido hagas las paces con esta
realidad, más espacio mental tendrás para meditar en la promesa que Dios te ha
dado.
¿Cuál promesa Jesús te ha dado específicamente para
esta temporada en tu vida?
Recíbela con gratitud.
Créela, vístete de ella, pinta el lienzo de tu imaginación
con su verdad.
Recuerda: no
necesitas permiso de tus sentimientos para creer.
Puedes
sentir el mal aliento de la duda, y creer.
Puedes sentirte en la cúspide, y en otro instante en
el suelo, y seguir creyendo.
Jesús no es
una verdad, es “La Verdad”.
Jesús no es
un camino, es “El Camino”.
Si Él lo prometió,
no hay “pero” que valga, aunque presente evidencias lógicas. Si
contradice su promesa, está obligado a postrarse ante su soberanía.
Amiga
querida, es normal sentirte vulnerable en el proceso de tomar posesión de las
promesas de Dios. Es normal esa lucha interna que por un lado te
invita a bailar con la esperanza y por otro, te presenta una lista de razones
lógicas por la cual debes desistir.
No le
prestes atención a la voz de la desesperanza. Enfócate en
Jesús y en su promesa… un minuto a la vez.
No estás sola. Jesús está contigo. Su gracia te
corona de fuerza y victoria.
Imposibles
es lo que Él hace, confiar es lo que me toca a mi.
“Humanamente hablando, es imposible, pero no para
Dios. Con Dios, todo es
posible”. – Jesús (Marcos 10:27 NTV)
Amor y
Gracia,
Sandy