viernes, abril 23, 2021

VAS MUY BIEN…

 


Si Dios lo dijo, créele, aunque tus pasos de fe sean cortos, lentos y temblorosos.

 

Para mi amiga esperando el cumplimiento de las promesas de Dios, mientras batalla con sus emociones despeinadas…

 

A veces sientes que estás estancada en el mismo lugar, como si le dieras vuelta a la misma montaña una y otra vez.

Los argumentos y la voz dictatorial de tus pensamientos luchan arduamente por desanimarte y robarte la palabra que Dios ha sembrado en tu corazón.

Has dudado que fue Él quien te lo prometió. Piensas que de pronto escuchaste la voz equivocada o que no eres merecedora de su cumplimiento en tu vida.

Entras a las plataformas sociales y te da la impresión de que todos están felices 

—viviendo vidas divertidas, haciendo sus sueños realidad—, menos tú.

Quiero que sepas que no estás sola, me atrevo a decir que todos nos hemos sentido así en algún momento. Yo, en más de una ocasión, y por largas temporadas.

Amiga, estás en el lugar correcto de tu historia —estás creciendo, estás avanzando, estás tomando posesión de tu tierra prometida, aunque sientas que no está pasando nada.

No me mires con esa cara de incredulidad. Con frecuencia nos es más fácil ver los colores y las alas de los demás, que las que Dios nos ha dado por su gracia, a través de cada paso de fe.

Algunas veces crecer en fe se asemeja más a una cucharada de medicina amarga que a un bocado de tu postre favorito. Al principio no es nada divertido, pero cuando comienzas a ver los resultados te lamentas de no haberlo saboreado antes.

Otras veces, es como caminar sobre espinas, al mismo tiempo que sientes fuegos artificiales en el estómago —aferrada a una verdad mayor que tus dudas, circunstancias y sentimientos encontrados.

No te desanimes. ¡Vas muy bien!

El camino de la fe no es una línea recta, es más como un laberinto, lleno de aventuras, donde el camino se torna más importante que el puerto de llegada.

Y es precisamente en esos zig-zags donde conocemos cualidades de Jesús que probablemente no hubiera sido posible en otras circunstancias.

Así que, querida amiga, no estás estancada, Dios no se ha olvidado de ti, ni de la promesa que te hizo.

Estás creciendo.

Estás avanzando.

Jesús te lleva en sus brazos a través de cada parte del proceso.

Jesús está cerquita de ti.

Su provisión supera tu necesidad.

¡Sigue creyendo que vas muy bien!

“Y esa esperanza no acabará en desilusión. Pues sabemos con cuánta ternura nos ama Dios, porque nos ha dado el Espíritu Santo para llenar nuestro corazón con su amor” -Romanos 5:5 (NTV)

Amor y gracia,

Sandy