viernes, enero 15, 2021

EN LA SEGURIDAD DE SU ABRAZO

 


Correr a los brazos de Jesús debe ser nuestra respuesta inmediata, aunque lleguemos hechas pedazos.

 


¿Por qué se nos hace tan difícil confiarle los rinconcitos dolorosos de nuestro corazón a Jesús?

¿Será que dudamos de la fidelidad de su amor?

Muchas veces, se nos hace más fácil decir “Jesús nos ama”, que decir “Jesús me ama a mí”.

¿Por qué nos cuesta tanto abrazar nuestra identidad en Dios?

Me parece importante recordar, cuantas veces sea necesario, que no necesitamos el permiso de nuestros pensamientos, ni de nuestras emociones para saltar con libertad a los brazos de Jesús.

Justo en medio de nuestro desgaste emocional, la carga asfixiante de nuestros razonamientos y el vaivén de nuestros sentimientos, podemos dar un pasito de fe y recibir con gratitud y humildad:

Su amor incondicional,

Su gracia inmerecida,

Su perdón absoluto,

Sus promesas soberanas,

Su presencia permanente.

Un pasito de fe hoy, otro pasito de fe mañana… soltando un poquito hoy, soltando otro poquito mañana. Sin desesperarnos, cooperando con el proceso, disfrutando la provisión diaria de Jesús.

Jesús te ama. Él es más grande que la situación que intenta robarte la paz.

Si prestas atención, entenderás que no estás sola. Nunca lo has estado.

Jesús está contigo —cercano, paciente, amoroso—.

¿Te atreves a refugiarte en la seguridad de su abrazo?

“Así que acerquémonos con toda confianza al trono de la gracia de nuestro Dios. Allí recibiremos su misericordia y encontraremos la gracia que nos ayudará cuando más la necesitemos”. – Hebreos 4:16 (NTV)

Amor y Gracia,

Sandy