viernes, septiembre 18, 2020

SALTITOS DE FE


“Encuentro a Dios en la esquina de la esperanza y la gracia; justo entre una roca y un lugar difícil”. – Zig Ziglar

 

 

¿Qué quieres que haga por ti?


Imagínate a Jesús a tu lado, esperando una respuesta de tu parte.

¿Qué le dirías? ¿Cuál fuera tu reacción? ¿Te refugiaras en la seguridad de su abrazo? ¿Te perdieras en la aprobación de su mirada?

Aunque estemos conscientes o no, diariamente Jesús nos invita a acercarnos con confianza. Sale a nuestro encuentro para abrazarnos y escucharnos en nuestro momento de mayor necesidad.

Para secar nuestras lágrimas,

escuchar nuestros dilemas,

o simplemente leer la elocuencia de nuestro silencio.

Pero, muchas veces le damos rienda suelta a nuestros pensamientos, y terminamos atrapadas en un mar de razonamientos y dudas —seguras del poder de Dios, de sus promesas, pero no de que se puedan hacer realidad en nuestras vidas.


¿Qué quieres que haga por ti?


Mira como Jesús te regala su mejor sonrisa.

Su mirada te desarma; con su amor derrite tus preocupaciones.

Con frecuencia, nuestros razonamientos tienen argumentos tan válidos que se nos dificulta ver el fruto de nuestra fe.

 No te desesperes. Recuerda que la fe no se siente. Es la decisión de creer en lo que Dios dijo que hará.

Es poner nuestra mirada en Jesús por encima de la fragilidad de nuestras circunstancias.

Bailar en medio de la tormenta.

Sonreír por adelantado.

Esperar con nuestra mejor actitud. Seguras de que Jesús nos está preparando para tomar posesión de lo que él ha preparado para nosotras.


“El camino de la fe es una invitación constante a aguas profundas”. – Becky Eldredge

 

¿Qué quieres que haga por ti?


No hay condenación en su tono de voz. No hay exigencias, no hay reproches.

Eres libre de soltar la carga de tu mente y corazón.

Eres libre de ofrendar tus temores y limitaciones.

Eres libre de creer en el milagro que Dios ha sembrado en tu corazón.

Eres libre de recibir lo que Dios te ha prometido.

Recuerda: no necesitas permiso de tus sentimientos para saltar a los brazos de Jesús. Al final, no tendrán más remedio de alinearse a tus pasos de fe.


“Pero benditos son los que confían en el Señor y han hecho que el Señor sea su esperanza y confianza. Son como árboles plantados junto a la ribera de un río con raíces que se hunden en las aguas. A esos árboles no les afecta el calor ni temen los largos meses de sequía. Sus hojas están siempre verdes y nunca dejan de producir fruto”.

– Jeremías 17:7-8 (NTV)


Amor y gracia,


Sandy