“Nada como la presencia de Dios para disipar el miedo, el pánico, el terror a lo desconocido”.
- W. Phillip Keller
Estoy que lloro
por todo. Francamente, estoy muy susceptible.
No sé, extraño cosas
simples y cotidianas, como ir al súper sin estrés, sin medir distancia, sonreírle
a la señora que corta el queso, y comentar la actualidad con Vero, la cajera
que siempre me atiende.
Ir a depilarme
las cejas al salón de Kelly, ahí tienen una maquinita de hacer café que es una
maravilla, pero con las nuevas regulaciones sanitarias esos detallitos son historia
patria.
El mundo cambió
de coreografía y como todo lo nuevo, nos va a costar un poquito de tiempo y
esfuerzo dominar el ritmo. ¡Claro! esa es la parte teórica, en la práctica se
siente como un nudito en la garganta, sazonado con nostalgia, temor y un chin
de ansiedad. ¿Sientes lo mismo?
Yo sé, yo sé que
Dios es soberano, que Dios está en control, que él nos ama y nos cuida, pero
caminar en fe no significa dejar de sentir, sino de refugiarnos en los brazos
de Jesús mientras experimentamos la tormenta en nuestras circunstancias y
emociones.
Es posible, muy
posible, creer en Dios, descansar en su amor, en su cuidado y provisión, y simultáneamente
experimentar un tsunami de emociones que nos hacen sentir todo lo contrario.
Y es
precisamente en la aceptación de esa contradicción y en la validación de la palabra
de Dios donde nuestra fe madura, crece y se fortalece.
“Todas las cosas son posibles para la persona que cree. Son menos difíciles para la persona que espera. Son más fáciles para la persona que ama; y aún más fácil para la persona que persevera en la práctica de estar tres virtudes”.
– Andrew Murray
Es normal
sentirnos ¡blah!, pero no debemos quedarnos en el ¡blah! y juzgar la fidelidad
de Dios de acuerdo a nuestro estado de ánimo.
Amiga, ofrenda
tu vulnerabilidad a Jesús. Él te entiende.
Pasa tiempo en
su presencia. Un cafecito, un té, un momento de tranquilidad, de meditación en
sus promesas, de recibir su amor.
Limita las
noticias. Infórmate, pero no consumas más de la información necesaria.
Eleva tu perspectiva.
Este Covid vino
a enseñarnos algo. Tomemos la decisión de aceptar esta situación como un
proceso de aprendizaje… un día a la vez.
Imagínate a
Jesús con una sonrisa en sus labios susurrándote estas palabras:
“Si Dios cuida
de manera tan maravillosa a las flores silvestres que hoy están y mañana se
echan al fuego, tengan por seguro que cuidará de ustedes. ¿Por qué tienen tan
poca fe?”. – Mateo 6:30 (NTV)
Amor y Gracia,
Sandy