viernes, junio 12, 2020

VALIENTE Y VULNERABLE



“No excaves en duda lo que sembraste en fe”. 

 – Elizabeth Elliot



Dios respalda su palabra y siempre cumple sus promesas.

¿Estás de acuerdo? Yo también. Aunque, francamente, se me hace más fácil descansar en esta afirmación cuando las cosas marchan más o menos bien en mi vida, pero cuando mi mundo está de cabeza y mis pensamientos parecen jugar baloncesto con mis emociones comienzo a desplazarme en dirección opuesta.

Y es que la descripción de trabajo del temor es bombardear nuestros pensamientos con misiles de dudas para hacernos susceptibles a cuantas mentiras quieran aterrizar en nuestra mente.

Pero Dios no quiere que midamos su fidelidad de acuerdo a nuestro estado de ánimo—como niñas jugando a la suerte con una Margarita en la mano: me quiere, no me quiere, me quiere, no me quiere…

Poniendo en tela de juicio la soberanía de su palabra y la seguridad de sus promesas; como si dependiera de la fragilidad de nuestro esfuerzo, y no de su gracia y misericordia.


“Pero la alegría es la vulnerabilidad radical del alma que se atreve a decir: “Soy la amada de Dios y descansaré en Él”. – Bonnie Gray
 

Jesús entiende, Jesús escucha, Jesús responde, Jesús respalda.

Él conoce nuestras debilidades y no nos juzga por ello, al contrario, nos alienta recordándonos nuestra posición como hijas, nuestra identidad en él y su fidelidad hacia nosotras.

“¡Sé fuerte y valiente! No tengas miedo ni te desanimes, porque el Señor tu Dios está contigo dondequiera que vayas”. – Josué 1:9

Fíjate que Dios no dice que no sintamos temor, sino que no seamos prisioneras de este ¿Por qué? porque Él está con nosotras dondequiera que vamos.

Amiga, nuestra valentía y nuestra fuerza no están condicionadas a nuestras emociones, sino a la presencia de aquel va con nosotras en cada parte del camino.

¡Nuestro Dios Soberano!

Nuestra vulnerabilidad no anula la fidelidad de Dios, y podemos descansar en la verdad de que Dios respalda su palabra y siempre cumple sus promesas.

Valentía no es la ausencia de sentimientos encontrados, sino nuestra determinación de construir nuestras vidas en las promesas de Dios por encima de ellos.

Sentirnos vulnerables no significa debilidad. Generalmente, es un sentir propio de los procesos de transición que nos impulsan a un nivel superior de crecimiento.

Es posible ser valiente, vulnerable, llorona, fuerte y decidida; todo al mismo tiempo.

Viste tu mente y corazón con sus promesas, aunque dudas lluevan sobre tu cabeza.

No te avergüences ni te condenes por tus sentimientos, mejor ofréndalos a Jesús. Él renueva tus fuerzas, su poder se hace fuerte en tu debilidad, tu insuficiencia es suficiente en sus manos.

“Nadie podrá hacerte frente mientras vivas. Pues yo estaré contigo… No te fallaré ni te abandonaré”. – Josué 1:5 (NTV)

Amor y gracia,

Sandy