viernes, mayo 15, 2020

UN DÍA A LA VEZ




Si abrazas la paz del silencio, podrás escuchar el suave susurro de Jesús, recordándote que está cerquita, pendiente y haciendo nuevas y mejores cosas.



¡Y de repente la vida cambió de coreografía!

Sin consultar, sin pedir permiso, sin tomar en cuenta nuestra opinión.
De un día para otro fuimos arropados por lo desconocido, y nuestra fragilidad fue puesta al descubierto. No somos tan autosuficientes como pensamos.

Tener salud es tener riqueza.

Los abrazos son medicina orgánica.

Los buenos vecinos son nuestros familiares más cercanos.

Tener fe en Jesús es el antídoto para la desesperanza y lo incierto.

Porque, aunque nuestro entorno se vista de inseguridad y nuestras emociones sientan la presión del cambio, podemos descansar en la verdad inconmovible de que Jesús es el mismo ayer, hoy y por siempre.

Si miramos a nuestro alrededor es fácil perder el equilibrio, pero cuando nuestro enfoque está en Jesús podemos ver un nuevo renacer a través de los ojos de la fe, justo en medio de la imperfección de nuestras circunstancias.

Sé honesta con tus sentimientos, sé honesta con Jesús. Ofréndale tu vulnerabilidad y cuestionamientos, a medida que te pierdes en la seguridad de tu amor y fidelidad.


El secreto está en creerle a Jesús con la simpleza e ingenuidad de un niño, por encima de nuestro estado de ánimo.



El mismo Jesús que transformó en agua en vino, está pendiente de cada detalle en tu vida.

El mismo Jesús que multiplicó los panes y los peces, suple de manera abundante cada una de tus necesidades.

El mismo Jesús amoroso, misericordioso y milagroso que bajó del cielo para identificarse con nuestras carencias, está contigo en este mismo instante, a una oración de distancia. Aunque lo más elocuente que puedas articular sean tus lágrimas, él te entiende.

La vida puede estar cambiando de coreografía, pero Jesús se sabe todos los pasos. ¡Él es el mismo ayer, hoy y por siempre !

Descansa tu mente y emociones en esta maravillosa verdad.

“El Señor mismo peleará por ustedes. Solo quédense tranquilos”. – Éxodo 14:14 (NTV)

Amor y Gracia,

Sandy