viernes, mayo 29, 2020

EL DULCE SECRETO DE TU VOZ


“Un talón herido aun puede aplastar la cabeza de la serpiente. Sigue avanzando, incluso si tienes que caminar cojeando “. – Sarah Jakes Roberts




Algunas heridas toman más tiempo que otras en cicatrizar. Nos hace bien hacer las paces con este argumento.

Pasa el tiempo, leemos libros, escuchamos consejos, asistimos a conferencias, y aunque por momentos sentimos cierto grado de alivio, la herida sigue sangrando.

Esto no solo podría generar un tsunami de emociones, sino también una discrepancia en nuestros sentimientos.

 Me explico: por un lado, sabemos que Dios nos ama y que sus promesas son verdaderas; y por otro, nos sentimos atascadas, dándole la vuelta a la misma montaña, pensamos que Dios se ha olvidado de la promesa o que simplemente está enojado con nosotras. 

Creo importante y sanador sentir lo que sentimos, más no permitir que nuestros sentimientos pongan en tela de juicio el amor de Dios, el poder de su gracia, la soberanía de su palabra ni la fidelidad de sus promesas.


“Procesa tu dolor en la presencia de Dios”.

  Sheila Walsh



Jamás te avergüences de ofrendar tus heridas más vulnerables a Jesús. Él te ama, él te entiende, y en su presencia encontramos una fuente inagotable de sanidad y restauración.

La sanidad emocional no es una línea recta, sino más bien como una montaña rusa –con sus altas y bajas.

Con frecuencia, la voz del temor habla más fuerte que la voz de la fe, pero si aprendemos a escuchar el dulce susurro de Jesús en medio de los ruidos internos que luchan por nuestra atención, saldremos victoriosas.

La voz de Jesús trae calma.

La voz de Jesús renueva los lugares rotos de nuestra alma.

La voz de Jesús nos mima y nos hace sentir seguras.  

La voz de Jesús nos premia con propósito y dirección.

El crecimiento eficaz ocurre lentamente, y es precisamente en el proceso donde con regularidad recibimos nuestro milagro de sanidad emocional.

Así que no te desanimes. Nuestros sentimientos van y vienen, pero las promesas de Dios son terreno fuerte y seguro dónde podemos construir nuestra vida.

Amiga, ten paciencia contigo misma. Ten paciencia con la obra de arte que Jesús está bordando en tu interior... valida su palabra por encima de todo aquello que intente contradecirla, asi sean tus propios pensamientos.

Crea el ambiente para recibir de Jesús. Abraza el silencio, medita en sus promesas, aférrate a su amor y a su favor inmerecido.

Jesús está cerquita de ti, pendiente de cada detalle en tu vida. Entra en su reposo.  

¡Jesús siempre gana!

“Sus fieles promesas son tu armadura y tu protección “. - Salmo 91:4 (NTV)

Amor y gracia,

Sandy