“En una
aplastante ansiedad ella encontró una gracia aplastante”. – Morgan Harper
Nichols
… Y de pronto el
mundo frenó.
Lo que parecía
importante dejó de serlo.
Nuestras
prioridades se reorganizaron, nuestra agenda marcó una nueva rutina de vida.
Nos extiende una
invitación a meditar, a confiar en Dios y a practicar la empatía, mientras la incertidumbre
y la confusión luchan por estar en los primeros lugares de nuestro “hit parade”
mental.
Mejor habla con
Jesús. Exprésale sin rodeos tus temores. Él nos escucha, nos entiende y no
minimiza nuestras emociones. Sabe que somos humanos.
Eso sí, él no
quiere que nos quedemos en “panic mode”, sino que confiemos en la fuerza de su
amor y descansemos bajo su mano soberana. Sus fieles promesas son nuestra
armadura y protección.
“No tengan miedo, ¡yo estoy aquí!” – Jesús
Mejor habla con
Jesús. Cierra tus ojos e imagínalo frente a ti con su rostro lleno de amor y
compresión, diciéndote: No tengas miedo, ¡yo estoy aquí! Lo que es imposible
para los seres humanos es posible para Dios.
Amiga, Jesús es tu
lugar de reposo. En su amor el temor se derrite como mantequilla expuesta al
sol de verano.
Te motivo a
darle voz y pasos firmes a tu fe. Tú puedes hacer la diferencia en medio de
esta crisis mundial a través del poder de la oración. Si te gusta orar en voz
audible, hazlo. Otra manera podría ser a través del uso de una libreta o
journal de oración.
Ora por tu familia, por tu ciudad, por tu país,
por los doctores y enfermeras, por los gobernantes, por los enfermos en los
hospitales… ¡Ora! ¡Ora! ¡Ora!
¡Ora por el mundo! ¡Habla con Jesús!
“Bendito el hombre
que confía en el Señor y pone su confianza en él. Será como un árbol plantado
junto al agua, que extiende sus raíces hacia la corriente; no teme que llegue
el calor, y sus hojas están siempre verdes. En época de sequía no se angustia, y
nunca deja de dar fruto”. – Jeremías 17: 7-8 (NVI)
Amor y Gracia,
Sandy