Descansa tu
mente y corazón en el Dios que puede y quiere hacerlo.
“¡El Dios que
sostiene el universo sostiene mi vida!”
Fueron sus
últimas palabras antes de cerrarle la puerta en las narices al temor, a la
preocupación y a la duda.
No ha sido tarea
fácil, pero su deseo de avanzar supera los sentimientos encontrados que le
insisten que abandone la batalla.
Diariamente hace
lo mismo: con firmeza y determinación espanta a esos forasteros de su mente
desde su lugar de reposo—su identidad en Dios—. Ahí encuentra el amor y la
aprobación que nutren su valentía.
Por mucho tiempo
fue marioneta de cuanto pensamiento aterrizaba en su cabeza; manipulada por
cada historia de terror que el miedo le contaba, memorias que la avergonzaban,
suposiciones que la ahogaban en un mar de ansiedad.
Pero todo cambio
el día que su miseria fue interrumpida por el único con autoridad para hacerla
verdaderamente libre, ¡Jesús! Ante su imponente presencia sus angustiadores no
tuvieron más alternativa que implorar misericordia y salir corriendo como
ratones cobardes.
Con frecuencia
la voz del desánimo habla más fuerte que el susurro y afirmación de Dios. ¡No
pierdas el enfoque! Jesús siempre gana, Jesús siempre tiene la última palabra.
Jesús sale a
nuestro encuentro en nuestro momento más oscuro; nos sostiene cuando creemos
que no hay esperanza; nos revela su verdad en medio de nuestra confusión, nos
abraza con su gracia cuando creemos no merecer su amor.
Y es
precisamente en el abrazo de la aprobación divina donde experimentamos libertad
en nuestro patrón de pensamientos y paz emocional… poco a poco… paso a paso...creciendo
a través del proceso, sanando un pensamiento a la vez.
Amiga, te invito
a vestir tu mente y corazón con las palabras de esperanza y protección del
Salmo 91. Te aseguro que a medida que medites y endulces tu alma en esta maravillosa
verdad, también podrás decirle a esos visitantes indeseados desde una posición
de reposo y victoria:
¡El Dios que
sostiene el universo, sostiene mi vida!
“Los que viven
al amparo del Altísimo encontrarán descanso a la sombra del Todopoderoso”. - Salmo 91:1 (NTV)
Amor y gracia,
Sandy