La decisión más
valiente que puedes tomar hoy es validar la opinión de Dios por encima de todo
y de todos.
¿Pudo una virgen
concebir por obra y gracia del Espíritu Santo?
¿Pudo Dios
enviar a su hijo al mundo en forma de bebé — frágil y dependiente?
¿Pudo una
estrella guiar a los sabios al lugar exacto donde nació Jesús?
¡Claro que Sí!
Tus limitaciones
puestas en las manos de Dios pueden ser transformadas en un mar de grandes
posibilidades. Para él no hay nada imposible.
¿Pudo Jesús
transformar el agua en el mejor vino para suplir la necesidad en una boda? ¡Por
supuesto!
Y no solo eso,
también evitó que los novios pasaran una vergüenza frente a sus invitados.
¿Pueden cinco
panes y dos peces alimentar a cinco mil personas? En nuestra humanidad es una
tarea imposible, pero en las manos de Jesús no solo comen cinco mil, sino que
sobran doce canastas llenas de alimento.
Es que cuando
Jesús es el eje de nuestras vidas todas nuestras necesidades son suplidas de
manera contundente, abundante y milagrosa.
No sacrifiques tu
fe en el altar de la lógica humana ni en opiniones de experiencias ajenas.
Es tiempo de
elevar nuestra perspectiva al nivel de las riquezas de Dios y no de nuestras
carencias y miedos.
Es tiempo de
confrontar nuestras imposibilidades con las gigantescas e infinitas
posibilidades de nuestro Dios.
¡Hacer lo
imposibles es su especialidad!
¡Yo creo en
milagros!
Sus pensamientos
no son nuestros pensamientos, sus planes superan nuestros sueños y anhelos más
profundos.
Reposa tu mente
y corazón en esta verdad.
“Yo soy el
Señor, Dios de toda la humanidad. ¿Habrá algo imposible para mí?” – Jeremías 32:27
(NVI)
Amor y gracia,
Sandy