viernes, marzo 22, 2019

ESTAS AGUAS PASARÁN



Dios nos creó dependientes de él para que seamos más que suficientes en él.



Hace algún tiempo publiqué una foto muy bonita con el siguiente mensaje: "La vida con Jesús es divertida", pero cada vez que me encuentro con ella en mi computadora hay algo en mi interior que no encaja en su totalidad.

No sé, ahora me suena más a sticker de carro o muletilla que a la realidad.

No porque al lado de Jesús no disfrutemos de momentos divertidos, sino porque su caminar con nosotras no se trata necesariamente de condiciones perfectas, sino de algo mucho más profundo y muchísimo más valioso que la idealización de un mundo color rosa justo en medio de nuestras heridas, nuestros temores y la montaña rusa de nuestras emociones.

Es posible ser valiente, llorona, determinada, vulnerable, sensible y temerosa 
—todo al mismo tiempo—, sin culpa ni vergüenza. Ya que confiar en Dios es una decisión que toma un segundo hacerla, y toda una vida en crecer a través de ella.


Tres cosas la mantienen de pie: Su gracia, Su presencia y el poder de la oración.



Es experimentar la autoridad de su presencia en nuestro momento más amargo, al mismo tiempo que la dulzura de su compañía dibuja sonrisas con cada una de nuestras lágrimas.

Es la grandeza de su gracia ungiendo cada herida dolorosa con bálsamo de sanidad, restauración, destino y propósito.

Es el poder de su amor que nos sorprende con bendiciones que superan nuestras expectativas, haciéndonos bailar en la punta del pie de la felicidad, justo en medio de nuestras circunstancias imperfectas.

Amiga, recuerda que nuestra insuficiencia es suficiente en las manos de Dios. Puedes descansar tu mente y corazón en esta verdad. Es más, Jesús te invita a hacerlo.

¡Estas aguas pasarán!

“Por ese motivo padezco estos sufrimientos. Pero no me avergüenzo, porque sé en quién he creído, y estoy seguro de que tiene poder para guardar hasta aquel día lo que le he confiado”. - 2 Timoteo 1:12

Amor y gracia,

Sandy