“A medida que
abrazas tu identidad como amada por Dios, comenzarás a valorarte a ti misma de
la manera que Dios lo hace”. – Bonnie Gray
Entonces te
regalé una sonrisa, de esas que solo yo puedo dar, y con mucho amor te dije:
Date permiso de
recibir tu identidad en mí… No eres esas opiniones que tanto te restan, tampoco
esos sentimientos que contradicen mi opinión. ¡Eres amada, aprobada y libre!
Saberte amada
por mi hace polvo las ataduras mentales y emocionales que impiden tu progreso.
Date permiso de
soltar las heridas del pasado… ¡Lo que pasó, pasó! Cada instante te ofrezco la
oportunidad de un nuevo comienzo. Cada vez que esos pensamientos intenten
robarte la paz, mírame a mí, mira a la Cruz, mira mi gracia y recibe con
humildad y gozo el alto precio que pagué por tu libertad.
Tus sentimientos
pueden hacerte creer que aún sigues atada a las cenizas de tu pasado, pero hay
una realidad mucho mayor que tu pasado —mi amor, mi gracia, mi presencia—.
Date permiso de
bailar sin vergüenza… al ritmo de cada una de mis promesas. Puedes construir tu
vida en mi fidelidad. No te desanimes cuando sientas que algunas de ellas
tardan más que otras en cumplirse, simplemente estoy preparando tu vida y tu
corazón para que las disfrutes a plenitud y no las confundas con coincidencia
humana.
“Si confías que mis planes son de bien y no de mal, puedes relajarte y disfrutar el momento presente”.
– Jesús Te Llama
Me agrada darte
lo mejor de mí; me regocijo en gran manera cuando recibes mis bendiciones con
humildad y gratitud —como niña que no conoce de tristezas ni de fracasos.
¡Mi gracia es
mayor que todas tus heridas, que todos tus fracasos, que todas tus malas
decisiones!
Date permiso de
recibirla sin cuestionamientos y sin verguenza.
Convertiré su
duelo en alegría. Los consolaré y cambiaré su aflicción en regocijo. – Jeremías
31:13
Amor y Gracia,
Sandy