Se siente bien
orar sin vergüenza —seguras de que somos esperadas
y recibidas con los brazos abiertos, a pesar de nuestras imperfecciones y
emociones despeinadas.
Yo miro tu
corazón…
Con mis ojos de
amor puedo ver más allá de tus heridas, de tus secretos, de tus temores, de las
murallas que levantas como mecanismo de defensa. Tranquila, en mis brazos estás
segura.
No hay nada en
tu historia que me sea oculto; soy el único capaz de escuchar el llanto en tu interior,
aunque tu rostro esté maquillado con una sonrisa. Déjame secarte esas lágrimas,
permíteme abrazarte cerquita de mi corazón.
Con mis ojos de
misericordia recorro cada rincón de tu alma sin hacerte sentir indigna ni
añadir más peso a tu abatido corazón, al contrario, mi mirada te infunde paz, y
sientes la elocuencia de mi amor susurrándote —no temas. Te amo como nadie
jamás podrá hacerlo. Desde antes de nacer te aprobé y te aparté para mis planes
y propósitos—.
“Crecer más cerca de Dios no es el resultado de esforzarse más, sino de rendirse más”.
- Elyse Murphy
Muchas veces
temes abrir tus áreas más vulnerables por temor al rechazo y hasta por vergüenza,
pero quiero decirte que mi gracia, mi amor y mi fidelidad están por encima de
tus debilidades, fracasos, limitaciones, heridas y tristezas.
Mi gracia es
suficiente. Mi poder se hace fuerte en tu debilidad.
Acepta mi
perdón, y disfruta el regalo de no condenación…
Acepta mi
gracia, y disfruta el regalo de mi favor inmerecido…
Acepta mi
justicia, y disfruta el regalo de la libertad…
Acepta mi amor,
y disfruta de mi plenitud…
Mis susurros de
amor, de aceptación y afirmación sanan tu alma, liberan tu corazón y te visten
de alegría.
-Aquél que dio la
vida por ti.
Qué preciosos
son tus pensamientos acerca de mí, oh Dios. – Salmo139:17
Amor y gracia,
Sandy