El mensaje de
gracia es que tu historia no determina tu destino. Tus fallas no tienen que
enmarcar tu futuro.
– Rich Wilkerson
¿Cuáles son los
“peros” que te impiden abrirle las heridas de tu corazón a Jesús?
Todas tenemos
historias que preferimos leerlas en voz baja porque alguna vez nos hicieron
sentir avergonzadas. También tenemos heridas que han tardado más de la cuenta
en cicatrizar.
Hemos aprendido
a sonreír cuando nuestro corazón llora —somos expertas en maquillar nuestros
temores y el anhelo de ser amadas, valoradas y aceptadas tal como somos.
Y en ese debate
interno, muchas veces de manera inconsciente, ponemos a Dios al mismo nivel de
nuestras experiencias dolorosas y asumimos que Él nos va a tratar de la misma
manera que otros lo han hecho.
¡Nada puede
estar más lejos de la realidad!
Jesús se especializa en reescribir el libreto de nuestras vidas con tinta de gracia.
La esencia de la
gracia es que es un favor gratuito e inmerecido. No hay nada que podamos lograr
en nuestras propias fuerzas para ganarla o merecerla.
¡Es un regalo de Dios!
La gracia, es
aquel que nos encuentra al punto de ser apedreadas, nos defiende y nos dice:
“Vete y no peques más. Yo tampoco te condeno”.
La gracia, es
Jesús mismo corriendo a nuestro encuentro —en nuestro peor momento— secando
cada una de nuestras lágrimas, abrazándonos con su amor, vistiéndonos de
dignidad, tirando la casa por la ventana celebrando nuestro regreso.
Misericordia, es no recibir las cosas malas que mereces. Gracia, es recibir todas las cosas buenas que no mereces. – Joseph Prince
Amiga, no
importa la profundidad de tus heridas, la magnitud de tus fracasos, ni el acoso
de sentimientos con sabor a culpa, vergüenza y condenación, la gracia de Dios
está por encima de todo eso.
¡Su gracia es
suficiente! ¡Su poder se perfecciona en tu debilidad!
La gracia no se
razona, la gracia se recibe. Y a medida que te dejas amar por Jesús
experimentarás la victoria que tanto has anhelado…poco a poco, paso a paso,
disfrutando cada parte del camino, segura en sus brazos, perdidas en su mirada,
cerquita de su corazón.
Eres imperfecta
y aprobada a la vez.
“Y como es
mediante la bondad de Dios, entonces no es por medio de buenas acciones. Pues,
en ese caso, la gracia de Dios no sería lo que realmente es: gratuita e
inmerecida.” – Romanos 11:6
Amor y gracia,
Sandy