sábado, junio 09, 2018

LAS BENDICIONES DE DIOS SIEMPRE SUPERAN MIS EXPECTATIVAS


Las imposibilidades humanas no son más que grandes oportunidades para confirmar una y otra vez que la palabra imposible no existe en el diccionario de Dios.



Hay situaciones en la vida que nos dejan de rodillas, comiendo polvo —fracasos, malas decisiones, la pérdida de un ser querido, un reporte médico inesperado, el final de un matrimonio, en fin, sucesos que saben feo, secuestran nuestra paz y nos encierran en un calabozo, incapaz de soñar con un nuevo amanecer.

Y aunque en medio de nuestros desiertos nuestra razón tiende a luchar con palabras de afirmación tales como: “Todo tiene un propósito”, “No pierdas la fe”, “Tranquila. Dios está en control”, lo cierto es, que en nuestros peores momentos Dios está más cerquita de nosotras, ofreciéndonos belleza en lugar de cenizas.


Confiar en Dios es un proceso, no un evento de un día. 

– Christine Caine

 


Hace muchos años me tocó vivir la desgarradora experiencia de un divorcio. Si pudiera describirte con palabras el dolor de mi corazón en ese entonces, probablemente te dijera, fulminante y sin anestesia. 

Si me pidieras que te ilustre la condición de mis emociones a través del proceso, no sé, se me ocurre pensar en un camión de dieciocho ruedas aplastando un scooter una y otra vez hasta dejarlo plano como un papel. 

Puede sonar exagerado, pero quien ha vivido experiencias extremas de dolor entiende lo que trato de describir.

No pasó de un día para otro, tampoco fue un viaje sin espinas. En muchas ocasiones dudé de mi fe, dudé del amor de Dios, dudé de mi capacidad de salir adelante… ¿Qué te digo? Era caminar en un mundo a blanco y negro. 

Pero fue precisamente mi incapacidad de ayudarme a mí misma lo que le abrió paso a las ilimitadas posibilidades de Dios.


Porque te amo, me place vestirte con mis promesas, y ver como en mis fuerzas tu fe se fortalece y aprendes a creer y a recibir de mí. -Atte. Jesús

 


¿Sabes algo? A veces Dios me permite visitar mi calabozo, no para recordar mi dolor, sino para que pueda ver en retrospectiva la grandeza de su gracia en mis puntos ciegos, cuando pensaba que mis oraciones eran ignoradas.

Amiga, te cuento un poquito de mi historia, no para que creas que soy una mujer súper espiritual, nada puede estar más lejos de la realidad sólo Dios conoce mis luchas  sino para que sepas que sí Dios lo hizo conmigo a pesar de mis imperfecciones y debilidades, lo puede hacer contigo también.

Jesús te ama, Jesús entiende el lenguaje de tus lágrimas, Jesús conoce los anhelos de tu corazón, y te recuerda que tu debilidad es la plataforma para que su fortaleza se manifieste en tu vida.

Jesús no solamente cambió mi tristeza en gozo, sino que también me dio una nueva oportunidad y trajo a mi vida a una persona muy especial. Por su gracia, mi esposo y yo cumplimos dieciséis años de casados.

No importa que tan fuerte griten tus circunstancias y temores, en las manos de Jesús nuestras heridas más dolorosas son recicladas a nuestro favor. Él promete darnos belleza en lugar de cenizas.

“¡Yo hago nuevas todas las cosas!” Y añadió: “Escribe, porque estas palabras son verdaderas y dignas de confianza”. – Apocalipsis 21:5

Amor y gracia,

Sandy