Fe es validar la
opinión de Dios sobre todas las demás. Es decir, “Si Dios lo dice, yo lo creo”.
Porque ya está bueno de hablar de la montaña.
Porque estoy
aburrida de quejarme de la montaña.
Porque estoy
mareada de darle vuelta a la misma montaña.
Porque es tiempo
de poner a la montaña en la perspectiva correcta y recordarme a mí misma, que
aquel que va conmigo, está por encima de todas las cosas.
Esta es mi
declaración:
Jesús, te creo
por encima de todo. Tu Palabra es la autoridad final sobre mis circunstancias,
mis temores, mis carencias, mis inseguridades y mi estado de ánimo.
Jesús, tus
promesas son terreno fértil donde puedo cimentar mi vida y mis sueños sin
temor al fracaso.
Jesús, mi
confianza no viene de tenerlo todo bajo control, sino de saberme amada y
aceptada por ti, tal como soy.
Las circunstancias imposibles jamás podrán triunfar sobre las posibilidades de nuestro Dios.
Hoy recibo el
regalo de tu gracia, con humildad y gratitud, consciente de que pagaste con tu
propia vida el precio de mi libertad.
Pongo mi
esperanza en ti y marcho a paso firme, segura de que me llevas en tus brazos.
Ningún arma en
mi contra prosperará, porque tú cuidas mi entrada y mi salida. Me rodeas cual
escudo y vas delante de mí como poderoso gigante.
Me deleito en ti
Jesús y sé que el tiempo de espera no significa que te has olvidado de la
promesa, sino que me estás preparando para ella.
¡Suelto este asunto en tus manos y descanso
tranquila en tu regazo!
Siempre superas
mis expectativas—no dejo de asombrarme de la manera tan maravillosa en que
respondes a mis oraciones. ¡Eres mi Dios y en ti reposa mi alma!
Sigo creyendo,
sigo confiando, sigo disfrutando de tu presencia y creciendo a través del
proceso.
¡Gracias Jesús!
Al hacerte estas
peticiones, no apelamos a nuestra rectitud, sino a tu gran misericordia. - Daniel 9:18
Amor y gracia,
Sandy