Un corazón vulnerable ante Jesús se para con firmeza y confianza frente a cualquier situación, principalmente aquellas que parecen sin esperanza.
Jesús mira tu corazón
Con sus ojos de amor puede ver más allá de tus
heridas, de tus secretos, de tus temores y de las murallas que levantas
como mecanismo de defensa.
No hay nada en la historia de tu vida que le sea
oculto, y es el único capaz de escuchar el llanto en tu interior, aunque tu cara
esté maquillada con una sonrisa.
Conoce tus pensamientos, tus emociones y la manera
tan cruel con que has sido tratada por la culpa, la condenación, la duda y la
decepción.
Jesús sana tu corazón
Con sus ojos de misericordia recorre cada rincón en tu interior sin hacerte sentir indigna ni añadir más peso a tu abatido corazón, al
contrario, su mirada te infunde paz y sientes la elocuencia de su amor susurrándote:
No temas. Te amo como jamás nadie podrá hacerlo. Desde el vientre de tu madre
te aprobé y te aparté para mí.
La luz de Dios es tierna, no tosca. Mientras confías en él con tu dolor, suavemente iluminará su luz sanadora en todas tus heridas, - Christine Caine
Amiga, muchas veces nos da mucho temor abrirle las áreas
más vulnerables de nuestro corazón a Jesús por temor al rechazo, y hasta por vergüenza,
pero quiero decirte que Jesús conoce tu historia, conoce tus debilidades,
conoce tus tristezas, conoce tus fracasos, tus malas decisiones, y sobre todas
esas cosas su amor y su fidelidad hacia ti prevalecen.
Con él puedes ser transparente, vulnerable,
expresarte con libertad y hasta guardar silencio mientras rindes tu interior a su
toque sanador, porque a diferencia de los humanos, él conoce tu corazón y puede
ver lo que los demás no pueden.
Acepta Su perdón y disfruta el regalo de no
condenación…
Acepta Su gracia y disfruta el regalo de su favor
inmerecido…
Acepta Su justicia y disfruta el regalo de su
libertad…
Acepta Su amor y disfruta la plenitud de Dios…
Sus susurros de amor, aceptación y afirmación sanan
tu alma, liberan tu corazón y te hacen feliz.
Pero ahora él los reconcilió consigo mediante la
muerte de Cristo en su cuerpo físico. Como resultado, los ha trasladado a su
propia presencia, y ahora ustedes son santos, libres de culpa y pueden
presentarse delante de él sin ninguna falta. – Colosenses 1:22 (NTV)
Amor y gracia,
Sandy