Una mujer sabia no es aquella que lucha por pintar su mundo color rosa,
sino aquella que aprende a disfrutar las rosas a pesar de las espinas.
Hay belleza en
tu imperfección.
Si estuvieras frente
a mi te dijera, ¿escuchaste lo que te acabo de decir? Dado el caso, no me queda
más remedio que decirte: leíste bien, ¡hay belleza en tu imperfección!
Jesús usa vasijas
rotas, pero no como su última opción; al contrario, mira belleza en nuestra
disfuncionalidad porque a través de ella nos abraza con Su gracia.
Dicho en sus
propias palabras: “No vine a buscar a los que se creen justos.”
Eso no quiere
decir que vamos a vivir como nos da la gana para poder experimentar el amor de
Jesús. No, de ninguna manera. Pero Dios, sabiendo nuestras limitaciones humanas,
creó un plan de salvación muchísimo antes de que nuestra falta de sabiduría nos
hiciera tomar decisiones pobres y dolorosas.
Su plan es tan
perfecto, que Jesús decidió venir al mundo a través de un árbol genealógico de
personas imperfectas, con pasado vergonzoso. Tomó en cuenta cada detalle para
identificarse con nuestra carencia y fragilidad.
Nada fomenta más valentía que una clara comprensión de la gracia, y nada fomenta más temor que la ignorancia de la misericordia.
– Max Lucado
Me parece
fascinante pensar que cuando Jesús dijo que no vino a llamar a los que se
creen la última Coca Cola del desierto —dicho en lenguaje coloquial —, era el invitado de honor en un banquete lleno de
personas con reputación cuestionada. Pero su comentario no fue dirigido a los
que estaban sentados con Él, sino a quienes pasaron por alto Su compañía, cegados
por su supuesta perfección.
Amiga, Jesús no
quiere que veas tus debilidades, fracasos, inseguridades, culpas, temores,
enfermedades, o cualquier otra situación que hace lento tu camino, como un obstáculo
que te impida conquistar tu destino. Jesús quiere que veas tus deficiencias
como la oportunidad perfecta para que Su amor y Su gracia sobreabunden en ti y
a través de ti.
Mientras la perfección hace alarde de sus logros, la sabiduría florece a través de la experiencia del fracaso.
Recuerda, hay
belleza en tu imperfección, porque a través de ella Jesús te abraza con Su gracia.
Cada vez él me
dijo: “Mi gracia es todo lo que necesitas; mi poder
actúa mejor en la debilidad”. Así que ahora me alegra jactarme de mis
debilidades, para que el poder de Cristo pueda actuar a través de mí. -2
Corintios 12:9
Amor y Gracia
Sandy