Vive cada día
consciente del amor de Jesús por ti, principalmente cuando sientes que no lo
mereces.
Más allá de la
religión…
Más allá de mi
deseo de tratar de ganarme la aprobación de Dios …
Más allá de
pretender que todo está bien …
Más allá de
decir “Amén” …
¡Existe un
lugar!
Más allá de mis
creencias…
Más allá de la
opinión que tengo de mi misma…
Más allá de la
opinión que los demás tienen de mi…
Más allá de mis
expectativas y sueños abortados…
¡Existe un
lugar! ¡Sí, existe un lugar!
Más allá de mis
fracasos…
Más allá de mi
dolor…
Más allá de mis
miedos…
Más allá de mis
limitaciones y debilidades…
¡Existe un
hermoso lugar!
Donde Dios se
revela a mí a través de Su amor…
Donde puedo
comenzar otra vez…
Donde mi fe
florece con la ternura y confianza de un niño…
Donde el miedo
deja de ser un obstáculo que impide mi crecimiento…
Donde puedo ser
fuerte a pesar de mi fragilidad…
Donde puedo
bailar como si nunca hubiera conocido de heridas y fracasos…
¡Ese lugar es
real! ¡Y yo soy la invitada de honor!
La entrada a
este lugar es gratuita. No porque no haya costado nada, sino porque me era imposible
pagar tan alto precio.
Jesús, sabiendo
mi condición e imposibilidad de salvarme a mí misma, fue tratado como pecador —a
pesar de no haber pecado en Él— para que yo, siendo injusta, sea vestida con Su
justicia y dignidad.
¡Oh, maravillosa
Gracia!
Dejar ir la vergüenza y tomar posesión de la gracia es donde todo comienza.
– Sharon Jaynes
Amiga, Jesús te
llama por tu nombre, no para condenarte, sino para rescatarte, abrazarte,
justificarte y coronarte con su gloria.
No permitas que
ninguna voz de acusación, vergüenza o de culpa te robe la libertad que Jesús
pagó con su propia vida para darte salvación.
Jesús reescribe
el libreto de tu vida con tinta de gracia
En Dios eres
amada, perdonada, justificada, restaurada, embellecida, dignificada y cubierta
con su infinita misericordia.
Más allá de tus
limitaciones y debilidades…
¡Existe un
hermoso lugar!
Donde Dios se
revela a ti a través de Su amor…
Donde puedes
comenzar otra vez…
Donde tu fe
florece como la de un niño…
Donde el miedo
deja de ser un obstáculo que impide tu crecimiento…
Donde puedes ser
fuerte a pesar de tu fragilidad…
Donde puedes
bailar como si nunca hubieras conocido de heridas y fracasos…
¡Ese lugar es
real! ¡Y tú eres la invitada de honor!
Lo único que
queda de tu parte es abrir tu corazón y aceptar este derroche de amor.
¡Bienvenida al
jardín de Su gracia!
y como es
mediante la bondad de Dios, entonces no es por medio de buenas acciones. Pues,
en ese caso, la gracia de Dios no sería lo que realmente es: gratuita e
inmerecida.
-Romanos 11:6
(NTV)
Amor y
gracia,
Sandy