sábado, marzo 25, 2017

LIMPIANDO MI REFRI MENTAL



Lo que permito aterrizar en mi mente dicta el ritmo de mi estado de ánimo.


Ese momento donde olemos algo podrido en la nevera y no damos píe con bola de lo que pueda ser... olemos la carne, sacamos el jamón, revisamos las verduras y no encontramos la prueba del delito. Hasta que finalmente decidimos sacarlo todo y encontramos en el lugar más insólito, un pedazo de queso más viejo que Matusalén.

De igual manera, muchas veces nos sentimos asfixiadas en un tsunami de emociones tóxicas que controlan la manera en que percibimos la vida, a los demás y a nosotras mismas. Y nos preguntamos ¿por qué me siento así?

Es que siento que no sirvo para nada, siento que nadie me entiende, me siento rechazada por Dios... me siento, me siento, me siento, y así pasan días, meses y años, hasta que caemos en la trampa de dejarnos definir por nuestros sentimientos y emociones.

Yo pienso que nuestros sentimientos nos indican la manera como nos sentimos, pero no deberían dictar nuestra percepción de la realidad, porque ellos no siempre dicen la verdad.


No se amolden al mundo actual, sino sean transformados mediante la renovación de su mente. – Romanos 12:2

 


La clave está en la calidad de nuestros pensamientos—en lo que dejamos posar en nuestra mente, en el susurro que preferimos escuchar, en los hechos y razonamientos en los que decidimos meditar.

Nuestros sentimientos y emociones son un reflejo directo de nuestros pensamientos, por eso es tan importante filtrar todo que vuela sobre nuestra cabeza con la opinión de Dios. 

Es impresionante lo bien que se siente cuando meditamos en el amor de Dios, en la riqueza de su gracia, en su fidelidad, en su perdón, en su favor y en todo lo que somos en Él.

Lo visualizo como una ventana que se abre de par en par, inundando la habitación de brisa fresca con olor a flores recién cortadas, mientras somos embestidas con la paz que sobrepasa todo entendimiento, la que sólo Jesús puede dar.


Tus pensamientos controlan tus sentimientos. No te preocupes por los sentimientos. Ocúpate de tus pensamientos. Tus sentimientos te seguirán. 

 – Gregory Dickow


Renovar nuestra mente no es un proceso de un día. Como todo lo que vale la pena, se requiere disciplina y perseverancia. 

Una manera muy práctica que a mí me ayuda mucho es el uso de un diario, lo que se conoce en inglés como un journal. 

Caza versículos, pensamientos, estribillos de canciones cristianas que resuenen con tu situación y escríbelos en tu libreta. Luego toma tiempo para meditar en esas palabras—antes de acostarte, temprano en la mañana con tu cafecito, mientras esperas en el consultorio, mientras estás en el secador de pelo…o como te sea más cómodo.

Amiga, un pensamiento sana otro pensamiento. Y un pensamiento sano es el antídoto para una emoción maloliente.

Poco a poco, de la mano de Jesús—disfrutando de su compañía, de su Amor, de su Gracia y su fidelidad.

¿Sí o sí?

¡Bendecida Semana!

Sandy