Jesús no quiere que lo conozcas por referencia; Él
quiere que lo conozcas por experiencia. Cerquita de Su corazón, segura en Sus
brazos, reposada en Sus promesas.
¿Cuál es tu plan de acción cuando la vulnerabilidad
toca a tu puerta?
Cuando sientes que la esperanza se declaró en banca
rota frente a la imposibilidad de tus circunstancias…cuando la ansiedad hace su
entrada triunfal en tu mente y corazón, haciéndote sentir temerosa e insegura…
cuando el reloj insiste en que es demasiado tarde para luchar por nuevos sueños
o intentarlo una vez más… cuando tus miedos se disfrazan de amigos e intentan convencerte
de que eres tus errores y te encierran en un cajón con una etiqueta que lee: si
te atreves a salir de aquí lo perderás todo… cuando la opinión de los demás
juegan ping pong en tu cabeza y por tratar de complacerlos a todos terminas miserable, perdida , confundida y drenada…
En días pasados fui azotada brutalmente por una de
esas estaciones—comencé a sentirme atemorizada, desanimada, estancada, y hasta
llegué a cuestionar mi valor e identidad. Mi interior parecía la cede de un
mercado público, donde todos hablaban al mismo tiempo en un tono de voz agudo y
molesto… anhelaba la voz de Jesús, estaba tan hambrienta de su compañía, con la
misma desesperación de una niña perdida buscando a sus padres.
¿Cómo llegué aquí? ¿En qué momento perdí el norte? ¿Cuándo
me solté de las manos del único que puede sostenerme?
“Cuando elevas lo que es humano, te limitas a lo que los humanos pueden crear.”
– Lisa Bevere
¡Y se hizo la luz! Ingenuamente mi enfoque
estaba en el resultado de las recientes elecciones celebradas aquí en Estados
Unidos. Mi teléfono se transformó en un dispositivo de negatividad y
distracción; mis conversaciones parecían un discurso para ser expuesto en la
ONU y mi dialogo interno como un centro comercial en Black Friday, lo cual
es mucho que decir.
¿Cuántas veces en vez de disfrutar la riqueza y
plenitud que Jesús nos ofrece, preferimos darles rienda suelta a nuestras
emociones y validar lo que sentimos por encima de quiénes somos y a quién
pertenecemos?
Mi corazón te ha oído decir: “Ven y conversa conmigo”. Y mi corazón responde: ‘Aquí vengo, Señor”. – Salmo 27:8
Todas, de una manera u otra, estamos librando nuestras
propias batallas, pero la solución no está en brindarle galleticas al
razonamiento y al temor, ahogar nuestros pensamientos en jugo de dudas, y mucho
menos comprometernos en conversaciones que debiliten nuestra fe. Nuestra victoria se encuentra en pasar tiempo con
Jesús—recibiendo sus susurros de amor y afirmación, descubriendo nuestro valor
e identidad en Él, reposando en sus promesas y aferrándonos a la esperanza de
que a su lado lo tenemos todo.
“Jesús levanta las cargas; Él no añade a ellas.” – Max Lucado
A Jesús le gusta recordarte lo mucho que te ama… sonríe
cuando corres a sus brazos… con paciencia y compasión escucha cada una de tus
oraciones, incluso las que no puedes articular… con poder y autoridad transforma
cada parte dolorosa de tu historia, en fuente inagotable de gracia y plenitud.
La clave de tu victoria está en reposar en Jesús,
aunque tu mundo parezca estar de cabeza.
Feliz Semana,
Sandy