Vive cada día
consciente del amor de Dios por ti, principalmente cuando sientes que no lo
mereces.
Más allá de creer
en Dios…
Más allá de tener
una Biblia…
Más allá de ir a
la iglesia…
Más allá de decir “Amén”…
¡Existe un lugar!
Más allá de mis
creencias…
Más allá de la
opinión que tengo de mi misma…
Más allá de la
opinión que los demás tienen de mi…
Más allá de mis
expectativas y sueños abortados…
¡Existe un lugar! ¡Sí,
existe un lugar!
Más allá de mis
fracasos…
Más allá de mi
dolor…
Más allá de mis
miedos…
Más allá de mis
limitaciones y debilidades…
¡Existe un hermoso
lugar!
Donde Dios se revela
a mí a través de Su amor…
Donde puedo
comenzar otra vez…
Donde mi fe
florece como la de un niño…
Donde el miedo
deja de ser un obstáculo que impide mi crecimiento…
Donde puedo ser
fuerte a pesar de mi fragilidad…
Donde puedo bailar
como si nunca hubiera conocido de heridas y fracasos…
¡Ese lugar es
real! ¡Y yo soy la invitada de honor!
La entrada a este
lugar es gratuita. No porque no haya costado nada, sino porque nos era imposible
pagar tan alto precio. Así que Dios envió lo más valioso del cielo, lo más
cercano a su corazón, lo más amado para Él— a su hijo Jesús—, para que pagara
con su vida nuestro libre acceso a su trono de gracia, no por merecerlo, sino
por amor.
Así que acerquémonos confiadamente al trono de la gracia para recibir misericordia y hallar la gracia que nos ayude en el momento que más la necesitemos.
-Hebreos 4:16 (NVI)
Amiga, no importa
que tan profundo hayas caído, el peso de tus culpas ni la imposibilidad de tus circunstancias,
Jesús se hizo pecado— sin haber cometido pecado, para que seas declarada
inocente. Te vistió de justicia— no por tus buenas obras, sino porque te ama,
porque eres la niña de sus ojos, su hija amada, su princesa.
Jesús te llama por
tu nombre, no para condenarte, sino para rescatarte, abrazarte justificarte y
coronarte con su gloria.
Jesús reescribe el libreto de tu vida con tinta de gracia
En Dios eres
amada, perdonada, justificada, restaurada, embellecida, dignificada y cubierta con
su infinita misericordia.
Más allá de tus
limitaciones y debilidades…
¡Existe un hermoso
lugar!
Donde Dios se
revela a ti a través de Su amor…
Donde puedes
comenzar otra vez…
Donde tu fe
florece como la de un niño…
Donde el miedo
deja de ser un obstáculo que impide tu crecimiento…
Donde puedes ser
fuerte a pesar de tu fragilidad…
Donde puedes
bailar como si nunca hubieras conocido de heridas y fracasos…
¡Ese lugar es
real! ¡Y tú eres la invitada de honor!
Lo único que queda
de tu parte es abrir tu corazón y aceptar este derroche de amor.
¡Bienvenida al jardín de Su gracia!
¡Feliz Semana,
Sandy