“Como una flor silvestre ella pasaba los días
permitiéndose crecer. No todos supieron de sus luchas, pero eventualmente,
todos supieron de su luz.” – Nikki Rowe
Bien dice el dicho “quien anda con cojo al año cojea”,
lo mismo ocurre cuando pasamos tiempo con Jesús —nos empiezan a gustar las
cosas que a Él le gustan, hablamos como Él, actuamos como Él y comenzamos
poquito a poco a ver la vida desde su perspectiva.
¿Sabías que a Jesús le encanta pasar tiempo
contigo?... Sí, contigo. Le gusta escucharte hablar con sinceridad, sin filtros
ni pretensiones; al fin de cuentas, Él te conoce más de lo que te conoces a ti
misma.
No has organizado bien tus ideas y ya Él
sabe lo que vas a decir. Entiende a la perfección el
lenguaje de tu silencio y la elocuencia de cada una de tus lágrimas.
Muchas veces, evadimos pasar tiempo con Dios por temor
a ser rechazadas e incomprendidas; pensamos que nuestras faltas pintan su
rostro de dureza y decepción, cuando en realidad su corazón se derrite de amor
hacia nosotras y cual padre preocupado desea correr a nuestro encuentro, para
abrazarnos, perdonarnos, bañarnos en la sobreabundancia
de su gracia y vestirnos de su justicia.
“Cuando tienes la revelación de cuanto Dios disfruta verte cada día, el tiempo con Él se transforma en una delicia, no en una obligación.”
– Katherine Ruonala
Es en la seguridad de su amor hacia nosotras donde las
piezas de nuestro rompecabezas cobran sentido. No hay herida tan profunda,
recuerdo tan doloroso, pecado tan vergonzoso, temor tan debilitador, que no se
rinda ante la presencia de nuestro Salvador.
Acércate con toda confianza al trono
de la gracia, allí encontrarás un manjar para tu alma, sin
importar la gravedad de tus faltas ni la complejidad de tus problemas, porque
amarte es su delicia y lo imposible su especialidad.
Es en nuestra dependencia, y no en nuestra autosuficiencia, donde somos abrazadas por su gracia.
La mesa está servida, el café recién colado. Jesús te
espera con una sonrisa en su rostro para vestirte con su amor y poner a tu
disposición la paz que tu alma tanto anhela.
¡No esperes más! ¡Corre a sus brazos! Jesús está
cerquita de ti.
¡Feliz Semana!
Sandy