La fe es irracional
a nuestros sentidos… esa es la idea. ¡Creerle a Dios nos libera!
¿Alguna vez te has
sentido así?
No es que dudemos
del poder de Dios ni de la veracidad de sus promesas, pero dudamos de que se
hagan realidad en nosotras. Tenemos fuerzas para animar a otros, fe para orar
por sus necesidades, pero cuando se trata de nuestra vida personal, pensamos
que nuestras faltas y debilidades nos descalifican.
Sinceramente, creo
que este sentimiento no se limita a hacer visitas esporádicas, sino que
cohabita con nosotras—independientemente de los versículos bíblicos que hemos
memorizado, las horas de música cristiana que escuchamos en YouTube, y todos
los mensajitos de amor y alegría que publicamos en nuestra cuenta de Facebook.
Como persona no
grata, se sienta en la sala de nuestros pensamientos, empalagando nuestra paz
mental con sus fastidiosos y aburridos argumentos,con
la finalidad de convencernos de que no somos merecedoras de las bendiciones de
Dios.
A este punto
tenemos dos opciones: hacerle coro a esos razonamientos y quedarnos estancadas
en un círculo vicioso de culpa, temor y derrota, o ajustar nuestra parábola de
fe y captar la señal de Dios.
“Existe una
estrecha relación entre creerle a Dios y caminar en victoria.”
Creerle a Dios es
fe y la fe viene cuando escuchamos la Buena
Noticia acerca de Jesús. Cuando abrimos nuestro corazón a su amor incondicional,
a su perdón, a su aprobación, a su gracia, a pesar de nuestras faltas, de
nuestras culpas, de nuestros fracasos e imperfecciones.
La Buena Noticia
es tan buena, que es inconcebible a nuestro razonamiento humano y precisamente
esa es la idea— Dios
quiere hacer muchísimo más que todo lo que podamos imaginarnos o pedir. Él
quiere que bailemos en un pie de la alegría, como canta mi paisano Juan Luis
Guerra.
“Cuando la pasión en tu interior se trasforma en algo mayor que los obstáculos de afuera, siempre vas a ganar.”
-TD Jakes
La primavera está
aquí, así que hoy es un día perfecto para comenzar a regar nuestra semilla de
fe y dejar de alimentar cualquier sentimiento que la contradiga.
Juntémonos con
personas que añadan, que sumen, que nos soporten en el camino de la vida.
Leamos libros que nos hagan crecer, que fomenten nuestra fe y optimismo, que
nos acerquen más al amor de Dios.
Usemos los medios
sociales a nuestro favor, llenando nuestros muros de buenas noticias, de
mensajes chéveres que refresquen el alma,
Y a esos
sentimientos que impiden nuestro progreso podemos decirle esta frase que leí
esta semana, “Si no me vas a ayudar a volar, despéjame la pista.”
Recuerda, no es
tener una fe grandiosa, sino una fe sencilla en el Dios grandioso.
Feliz Semana,
Sandy