sábado, marzo 19, 2016

AL RITMO DE SUS PROMESAS








La fe es irracional a nuestros sentidos… esa es la idea. ¡Creerle a Dios nos libera!







¿Alguna vez te has sentido así?

No es que dudemos del poder de Dios ni de la veracidad de sus promesas, pero dudamos de que se hagan realidad en nosotras. Tenemos fuerzas para animar a otros, fe para orar por sus necesidades, pero cuando se trata de nuestra vida personal, pensamos que nuestras faltas y debilidades nos descalifican.

Sinceramente, creo que este sentimiento no se limita a hacer visitas esporádicas, sino que cohabita con nosotras—independientemente de los versículos bíblicos que hemos memorizado, las horas de música cristiana que escuchamos en YouTube, y todos los mensajitos de amor y alegría que publicamos en nuestra cuenta de Facebook.

Como persona no grata, se sienta en la sala de nuestros pensamientos, empalagando nuestra paz mental con sus fastidiosos y aburridos argumentos,con la finalidad de convencernos de que no somos merecedoras de las bendiciones de Dios.

A este punto tenemos dos opciones: hacerle coro a esos razonamientos y quedarnos estancadas en un círculo vicioso de culpa, temor y derrota, o ajustar nuestra parábola de fe y captar la señal de Dios.



“Existe una estrecha relación entre creerle a Dios y caminar en victoria.”


Creerle a Dios es fe y la fe viene cuando escuchamos la Buena Noticia acerca de Jesús. Cuando abrimos nuestro corazón a su amor incondicional, a su perdón, a su aprobación, a su gracia, a pesar de nuestras faltas, de nuestras culpas, de nuestros fracasos e imperfecciones.

La Buena Noticia es tan buena, que es inconcebible a nuestro razonamiento humano y precisamente esa es la idea— Dios quiere hacer muchísimo más que todo lo que podamos imaginarnos o pedir. Él quiere que bailemos en un pie de la alegría, como canta mi paisano Juan Luis Guerra.


“Cuando la pasión en tu interior se trasforma en algo mayor que los obstáculos de afuera, siempre vas a ganar.”


-TD Jakes

 


La primavera está aquí, así que hoy es un día perfecto para comenzar a regar nuestra semilla de fe y dejar de alimentar cualquier sentimiento que la contradiga.

Juntémonos con personas que añadan, que sumen, que nos soporten en el camino de la vida. Leamos libros que nos hagan crecer, que fomenten nuestra fe y optimismo, que nos acerquen más al amor de Dios.

Usemos los medios sociales a nuestro favor, llenando nuestros muros de buenas noticias, de mensajes chéveres que refresquen el alma,

Y a esos sentimientos que impiden nuestro progreso podemos decirle esta frase que leí esta semana, “Si no me vas a ayudar a volar, despéjame la pista.”

Recuerda, no es tener una fe grandiosa, sino una fe sencilla en el Dios grandioso.


Feliz Semana,

Sandy