¡Cuidado! Cada pensamiento
que echa raíces en nuestro corazón fertiliza nuestra semilla fe, o la destruye.
Diariamente se
libra una batalla importante en nuestra mente. Por un lado, el enemigo insiste
en definirnos por nuestras faltas, caídas, fracasos y malas decisiones—señala minuciosamente
nuestros pecados para hacernos sentir avergonzadas e indignas del amor y el
perdón de Dios.
Por otro lado,
Jesús nos recuerda que nuestra verdadera identidad está en Él, no en nuestras
faltas. Nos hace claro que a través de su muerte pagó el precio total de todos
nuestros pecados, que llevó sobre sí mismo la penalidad de todas nuestras
trasgresiones, para darnos salvación—perdón de pecados,vida eterna, sanidad espiritual,
física y emocional, restauración, restitución, libertad y todas las bendiciones
de acuerdo a sus riquezas en gloria.
¿Qué opinión vas a
validar?
Dios nos mira a
través del sacrificio de la vida de su Hijo, y mira pureza y belleza en
nosotros.
-Katherine Ruonala
No seamos pasivas
con los pensamientos que rondan nuestra cabeza, ni nos traguemos el cuento de
que no tenemos control sobre ellos. Jesús está de nuestra parte y Su palabra—La
Biblia— es el arma que pulveriza, aniquila y destruye todos los dardos del
enemigo.
Así, que cada
vez que cualquier pensamiento que
contradiga la opinión de Dios intente aterrizar en nuestra cabeza le decimos:
¡Quedas bajo
arresto!
Por bombardear mis
emociones con misiles de culpabilidad y vergüenza por mis errores pasados.
Jesús ha pagado el precio de todos mis pecados y me ha justificado a través de
su preciosa sangre en la cruz del calvario.
¡Quedas bajo
arresto!
Por revivir
heridas del pasado y querer definirme por mis malas decisiones. No hay error
tan grande, no hay herida tan profunda, no hay pecado tan vergonzoso que la
sangre de Cristo no pueda redimir. Donde abundó mi pecado, sobreabundó su
Gracia—favor inmerecido de Dios—.
Sin embargo, Dios
nos declara justos gratuita y bondadosamente por medio de Cristo Jesús, quien
nos liberó del castigo de nuestros pecados.
Romanos 3:24 (NTV)
¡Quedas bajo
arresto!
Por hacerme sentir
indigna del amor de Dios y del cumplimiento de sus promesas sobe mi vida, ¡Nada
puede estar más lejos de la verdad!
Soy tan especial
que Jesús dejó su Trono de Gloria para morir por mis pecados y resucitó para
justificarme. Ya no hay ninguna condenación en mi contra porque mi vida está
escondida en Cristo Jesús.
Puedes mostrar
todos los hechos y evidencias que quieras, porque el mismo Dios que transformó
el agua en vino, que resucitó a los muertos, que caminó sobre as aguas, que
alimentó a miles con cinco panes y dos peces, es el mismo que va a mi lado , el
mismo que me ha vestido de justicia y dignidad.
Puedes volar sobre
mi cabeza, pero en el momento que intentes hacer nido en ella, quedarás bajo
arresto, porque soy propiedad privada.
¡Soy hija legítima
de Dios!
¡¡Amén!!
Feliz Semana,
Sandy