sábado, enero 23, 2016

ALMA MIA, ES COFFEE TIME…









El camino de Dios no se trata de lograr, sino de recibir.
 – Joseph Prince






Alma mía, me gustaría compartir algunas palabras contigo. Desde hace tiempo he deseado que nos pongamos al día, pero estás tan ocupada con la vida, que se nos ha hecho prácticamente imposible coordinar agendas. Te prometo que no te voy a quitar mucho de tu tiempo y que al final me lo vas a agradecer.

¿Quién te dijo que era tu responsabilidad llevar esa carga tan pesada sobre tus hombros? ¿No te das cuenta que hace tu paso lento y te roba el entusiasmo que necesitas para conquistar el camino que tienes delante de ti?

Alma mía, rechazar la gracia de Dios es pretender que podemos triunfar en la vida en nuestras propias fuerzas, y ambas sabemos que esa fórmula nunca  ha dado resultado. 

Ha llegado el momento de rendir nuestras armas, de fingir fortaleza, cuando en lo más profundo de nuestro ser lo que más  anhelamos es el abrazo sanador de Jesús.



Es precisamente mi punto de mayor vulnerabilidad y dolor lo que atrae el toque restaurador y milagroso de Jesús.



Así que alégrate, alma mía, porque su gracia es suficiente, porque su gracia es todo lo que necesitamos, y nos ha sido dada en abundancia. Lo único que tenemos que hacer es recibirla.
Alegrémonos en nuestras debilidades, para que su poder pueda actuar a través de nosotras. Cuando es la gracia versus nuestros fracasos e imperfecciones, la gracia gana por knockout.



Conviene que el corazón sea fortalecido por la gracia.

-Hebreos 13:9 (NVI)



Emmanuel—Dios con nosotros— dejó su trono de gloria para venir a la tierra a identificarse con nuestras necesidades, con nuestras debilidades, con nuestra humanidad, con nuestra vergüenza, con nuestro dolor, y  ofrecerse a sí mismo como el sacrificio perfecto por nuestros pecados.

Alma mía, su gracia nos invita a entrar en su reposo, a recibir su paz, a recibir su gozo, a depender cada instante de su amor y su palabra.

En su amor podemos desnudar abiertamente nuestras heridas, sin temor al rechazo. Él entiende nuestra condición. Delicadamente, con su toque amoroso, venda nuestras heridas, nos da belleza en lugar de cenizas, nos planta junto a arroyos de vida, nos bendice más allá de lo que nuestra mente humana puede entender y promete no dejarnos caer en vergüenza.



Nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo sino el Espíritu que procede de Dios, para que entendamos lo que por su gracia él nos ha concedido.

-1Corintios 2:12 (NVI)



Se necesita humildad para recibir lo que sabemos que no merecemos, fe para abrazar la magnitud de la gracia otorgada, gratitud para apreciarla y misericordia para compartirla con otros.

¡Qué bueno es Dios! Perdona nuestros pecados, sana nuestras heridas físicas y emocionales, nos ofrece vida en abundancia, nos corona de misericordias, nos invita a participar de su mesa, saciando cada rincón de nuestro ser con su presencia y amor incondicional.

¿Viste? Sabía que me lo agradecerías. Después de este chapuzón de buenas noticias, lo mejor que podemos hacer es celebrar con un cafecito…
 Alma mía, es coffee time.

Feliz Semana,

Sandy