La preocupación y
el razonamiento ocupan espacio en mi mente diseñado para mi reposo y mi
confianza en Dios.
Ese momento donde olemos
algo podrido en la nevera y no damos píe
con bola de lo que pueda ser... olemos la carne, sacamos el jamón, revisamos
las verduras y no encontramos la prueba del delito. Hasta que decidimos sacarlo
todo y encontramos en el lugar más insólito, un pedazo de queso, del año uno antes
de Cristo…
El día que
decidimos reemplazar la bombilla de la nevera que llevaba una eternidad fundida
y nos percatamos del mega bombazo que teníamos sin saberlo…
Esa detonación de
creatividad, donde después de despedir a todos nuestros invitados en Noche
Buena, nos toca hacer maravillas para guardar toda la comida que sobró y que
probablemente alcanza para alimentar a un ejército...
Cuando compramos
la nevera nos ilusionamos con mantenerla tan bonita como la tenían en la
tienda, con la foto de los huevos en la puerta y los vegetales coloridos en las
gavetas. Todo organizadito y chulito.
. ¿Entonces?... ¡Nada!
Pasó la vida, las responsabilidades, los compromisos, la falta de tiempo, y
entre cosa y cosa, saturamos nuestra nevera con contenedores llenos de sobras
que muchas veces terminamos desechando.
Mi intención no es
darte una cátedra de cómo mantener tu refri organizado, pero creo que algo
parecido pasa en nuestra mente: almacenamos y entretenemos toda clase de información,
razonamientos y opiniones, que muchas veces ocupan el espacio diseñado por Dios
para susurrar su amor, su fidelidad y su dirección.
La clave está en saber diferenciar las amenazas del enemigo de los susurros de Dios, y actuar consecuentemente.
-Steven Furtick
Jesús es el mismo
ayer, hoy y siempre. (Hebreos 13:8) Partiendo de esa verdad, podemos asegurar y
dar por sentado, que el mismo amor, la misma
misericordia, la misma gracia, la misma paciencia, la misma sanidad, la misma
restauración y la misma provisión que Jesús brindó a los más vulnerables, también
están disponibles para ti y para mí en este mismo instante.
Si atesoramos esta
verdad de manera intencional y consistente en nuestro corazón, esos
pensamientos erróneos de culpa, vergüenza, condenación, miedo, o cualquier otro
que impida nuestro progreso, perderán terreno en nuestra mente, a medida que el
amor, el perdón, la gracia, la aceptación y la restauración de nuestro Señor
Jesús, avanza agresivamente, dándonos belleza en lugar de cenizas.
Tu responsabilidad es ser receptivo a este amor incondicional. Gratitud y confianza son tus sensores primarios.
-Jesús te Llama (Sarah Young)
Tres detalles
importantes: Amor de Dios, intencionalidad y consistencia.
Amiga, nosotras
amamos a Dios porque Él nos amó primero. En la medida que nos alimentamos de su
amor de manera intencional y consistente —por encima de las amenazas del
enemigo, los gritos de nuestros razonamientos o el sube y baja de nuestra
emociones— en esa misma medida experimentáremos la victoria en nuestros
pensamientos y por ende en todas las demás áreas de nuestra vida.
Nuestras palabras producen pensamientos, nuestros pensamientos producen emociones, nuestras emociones producen decisiones, nuestras decisiones producen acciones, nuestras acciones producen hábitos, nuestros hábitos producen nuestro carácter, y nuestro carácter nuestro destino.
-Dr. Creflo Dollar
Es tiempo de
limpiar nuestra refri mental y dejar que el aroma del amor de Jesús y el
arrullo de su afirmación, dirijan cada aspecto de nuestra vida.
“Es mi deseo que
experimenten el amor de Cristo, aun cuando es demasiado grande para
comprenderlo todo. Entonces serán completos con toda la plenitud de la vida y
el poder que proviene de Dios.” – Efesios 3:19 (NTV)
Ver Video: https://youtu.be/frXEmP_hzJs
Feliz Semana,
Sandy